«2) Para demostrar que el Secretario General es un «nacionalista burgués», «podrido», los miembros cooptados del ex-Secretariado falsifican la historia del partido, no quieren admitir que el partido, a petición de su Comité Ejecutivo, fue admitido como Sección Catalana por la Komintern, y hacen todo tipo de esfuerzos y cometen todo tipo de actos arbitrarios y de fuerza para impedir que los militantes conozcan la verdad documentada. No quieren admitir esta verdad histórica que exalta al partido y a la clase obrera de nuestro país, porqué la Komintern ratificó solemnemente la misión histórica, unificadora, del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) y porqué la Komintern nos dio, al tomar esta medida de carácter excepcional, el mandato de preservar hasta lograr la unidad integral: el Partido Único marxista-leninista-stalinista y la Central Sindical Única. ¿Por qué se miente, por qué se esconde la verdad? Solo los que ruedan por la pendiente del aventurerismo son capaces de emplear estos métodos anticomunistas.
El Partido Socialista Unificado de Cataluña no fue una improvisación. Los fundadores del PSUC cumplieron las condiciones señaladas en la Resolución del VIIº Congreso de la Komintern de 1935 [6]. Por iniciativa mía, días después del 6 de octubre de 1934, se iniciaron los primeros contactos para unir a los partidos marxistas y obreros de Cataluña. La idea básica que di entonces es que la derrota de Octubre de 1934 era debida, fundamentalmente, a la división, al desmenuzamiento de la clase obrera. A mitad de 1935, se constituyó el Comité de Enlace, y redacté, en el Penal de Puerto de Santa María, la declaración de principios, la cual fue aprobada sin enmiendas por el mencionado Comité de Enlace. La declaración de principios afirmaba la unificación de los cuatro partidos sobre la base del marxismo-leninismo. Se proponía la adhesión a la Komintern, la organización sobre la base del centralismo democrático y la exclusión intransigente de los trotskistas. La campaña electoral fue dirigida por el Comité de Enlace presidido personalmente por mí, realizaría una intensísima campaña en Barcelona y las Comarcas para popularizar al futuro Partido Único marxista-leninista de la clase obrera de Cataluña. En marzo de 1936, un Congreso Extraordinario de la Unió Socialista de Catalunya aprobó, a propuesta mía, la unificación y, días después, a propuesta del camarada Miquel Valdés, el Pleno del Partido Comunista de Catalunya hizo lo mismo. Los partidos PSOE y Catalá Proletari ya habían convocado sus Congresos con el mismo objetivo. Y se constituyó un Comité presidido por mí con la misión de preparar la salida del periódico «Treball», órgano del partido unificado, el primero de agosto de 1936. Paralelamente se unificaron las Juventudes y las Organizaciones sindicales se unificaban en las filas de la Unión General de Trabajadores (UGT). Se comprende, entonces, que, habiendo un trabajo previo tan profundo, el 23 de julio de 1936 el Comité de Enlace decidiera la constitución inmediata del partido, prescindiendo del último trámite que faltaba: el Congreso extraordinario de los cuatro partidos que había de solemnizar la creación del Partido Socialista Unificado de Cataluña. Inmediatamente después de la constitución, el Comité Ejecutivo se dirigió al Partido Comunista de España (PCE) y al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) saludándolos fraternalmente y pidiéndoles autorización para incorporar dos dirigentes de cada uno de ellos a nuestro Comité Central, con lo cual se simbolizaba el carácter del nuevo partido: la unión de comunistas y socialistas sobre la base del marxismo-leninismo, afirmación doctrinal materializada con la adhesión a la Komintern. Eso no podía ser de otra manera, pues todo gesto, cualquier manifestación sectaria, habría roto inmediatamente al partido.
Así se gestó y así nació el Partido Socialista Unificado de Cataluña, partido independiente, nacional, unificador de la clase obrera, un partido que se da por misión histórica incorporar al movimiento marxista-leninista de España al Partido Único y a la Central Sindical Única de la clase obrera, de los trabajadores de Cataluña.
Los miembros cooptados del ex-Secretariado han deformado a conciencia la verdad histórica con el propósito de hacer pasar dos falsificaciones: que el PSUC no ha sido la obra de los marxistas de Cataluña y que el PSUC, ha sido, desde el inicio, una Sección catalana del Partido Comunista de España.
Si no fuera así, ¿por qué no quieren que el partido sepa ni recuerde que ha merecido el altísimo honor de ser admitido como Sección Catalana de la Komintern? ¿Es que esta elevación del PSUC fue un agravio a los militantes del partido, para la clase obrera y al movimiento revolucionario internacional? Hay una respuesta clara y categórica que explique al partido, las razones de este empeño que ha provocado el secuestro de «Lluita» y la incalificable agresión de la «Declaración». La verdad, sin embargo, vence siempre y las maniobras fundamentadas en la mentira se arruinan siempre». (Joan Comorera; Declaración de Joan Comorera: Secretario General del Partido Socialista Unificado de Cataluña, 14 de noviembre de 1949)
Anotaciones de Bitácora (M-L)
[6] Efectivamente, el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) siguió las pautas dadas por el VIIº Congreso de la Komintern de 1935 para que los partidos unificados siguieran unas líneas que garantizaran el carácter revolucionario del partido unificado. José Díaz comprendió la necesidad para España de la unificación de los diferentes partidos en los que estaba disgregada la clase obrera hispana. Él, en sus contactos antes, durante y después de la guerra civil de 1936-1939, intento abrir comunicaciones con el ala izquierda del Partido Socialista Obrero Español –los cuales estaban rechazando las posturas del ala centrista y derechista de su partido, y superando sus desviaciones notablemente desde la revolución fallida de octubre de 1934– para realizar el frente popular, y por lo tanto para llevar a cabo acciones reales conjuntas contra el peligro fascista, pero también para preparar el terreno para una futura unificación de los dos partidos en un único y genuino partido proletario marxista-leninista, para tal trabajo se basaba en los escritos de Georgi Dimitrov, para que esta unificación no fuera mecánica, sino bajo un componente revolucionario, bajo un marco que significara el reconocimiento por este ala izquierda socialista de los principios revolucionarios básicos de la ideología del proletariado; o sea del marxismo-leninismo:
«El partido único que nosotros queremos y que la revolución necesita exige una claridad completa en cuanto a los principios que han de informarle y una unidad absoluta de ideas respecto a los problemas fundamentales de programa y de táctica. Estos problemas fundamentales son los que se condensan en los cinco puntos de la unificación destacados por nuestro gran Dimitrov en el VIIº Congreso de la Komintern de 1935 y que son conocidos de todos». (José Díaz; Nuestro camino; Artículos publicados en «Mundo Obrero» en los días 6 y siguientes de junio, 1936)
Los puntos a los que se refiere José Díaz, tan conocidos por entonces, son estos –recomendamos ver la explicación de Georgi Dimitrov de cada uno de ellos en el siguiente escrito–:
«Pero, si para establecer el frente único de los partidos comunista y partidos socialdemócratas basta con llegar a un acuerdo sobre la lucha contra el fascismo, contra la ofensiva del capital y contra la guerra, la creación de la unidad política sólo es posible sobre la base de una serie de condiciones concretas que tienen un carácter de principio. Esta unificación sólo será posible: Primero, a condición de independizarse completamente de la burguesía y romper completamente el bloque de la socialdemocracia con la burguesía; Segundo, a condición de que se realice previamente la unidad de acción; Tercero, a condición de que se reconozca la necesidad del derrocamiento revolucionario de la dominación de la burguesía y de la instauración de la dictadura del proletariado en forma de soviets; Cuarto, a condición de que se renuncie a apoyar a la propia burguesía en una guerra imperialista; Quinto, a condición de que se erija el partido sobre la base de centralismo democrático, que asegura la unidad de voluntad y de acción y que ha sido constatado ya por la experiencia de los bolcheviques rusos. Tenemos que aclarar a los obreros socialdemócratas, con paciencia y camaradería, por qué la unidad política de la clase obrera es irrealizable sin estas condiciones. Con ellos debemos enjuiciar el sentido y la importancia de estas condiciones». (Georgi Dimitrov; La clase obrera contra el fascismo; Informe en el VIIº Congreso de la Komintern, 2 de agosto de 1935)
Tan sólo en Cataluña estas intenciones avanzaron positivamente como se dice en el presente texto, por ello al inicio de la guerra se hizo realidad la fusión de estos dos partidos como eran la Federación Catalana del PSOE y el Partit Comunista de Catalunya, a estos se les unió, la Unió Socialista de Catalunya y el Partit Català Proletari, dejando fuera como se había demostrado con las jornadas del 1934, y como exigían los puntos de Dimitrov, cualquier partido de influencia trotskista:
«Las representaciones de los partidos abajo firmantes, componentes del Comité de Enlace, han llegado a un completo acuerdo sobre los puntos en que debe basarse el partido único del proletariado de Cataluña, y que son los siguientes: Primero. El partido único del proletariado de Cataluña, resultante de la fusión de los cuatro Partidos abajo firmantes, basará su estructura sobre los principios del centralismo democrático, convirtiéndose así en un partido de una sola voluntad y una sola línea de acción. Segundo. Frente a la burguesía y sus partidos, el partido resultante de la fusión mantendrá en todo momento su independencia, en tanto que el partido de clase al servicio del proletariado y los campesinos. Tercero. Pronunciándose decididamente por la defensa de la Unión Soviética y apoyando su justa política de paz, el partido resultante de la fusión luchará contra la guerra imperialista y contra sus propugnadores dentro y fuera del propio país. Cuarto. El partido único del proletariado de Cataluña, resultante de la fusión, recogerá las ansias de emancipación nacional del pueblo catalán y se convertirá en su más fiel propulsor y organizador para llegar a la completa emancipación nacional y social de nuestro pueblo. Quinto. Para realizar todo su programa, que será elaborado y acordado por el Congreso de fusión de los cuatro partidos, el partido resultante de la fusión propugna la toma revolucionaria del poder, derribando el poder de la burguesía y estableciendo la dictadura del proletariado. Sexto. El Comité de enlace reconoce que es la Komintern la única Internacional que interpreta justamente los anhelos del proletariado mundial y guía la realización del socialismo triunfante en la sexta parte del mundo, como se ve en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas». (Partido Socialista Unificado de Cataluña; Documento fundacional del PSUC, 23 de julio de 1936)
Comorera siempre agradeció la clarividencia, la ayuda y los consejos que José Díaz pudo otorgar a los revolucionarios catalanes para la formación del PSUC:
«Con su clarividencia de gran jefe proletario, el camarada José Díaz, apoyó inmediatamente la unificación. Precisamente por esto había luchada durante años. Organizó el contacto entre los cuatro partidos. Estableció el enlace conmigo, en la cárcel de Madrid y en el Penal de Santa María. Estimuló infatigablemente con su consejo, con su ayuda, a los camaradas dirigentes del antiguo Partido Comunista de Cataluña, de la Unión Socialista de Cataluña, y del Partit Cátala Proletari. Nos ayudó a todos en el estudio de los primeros textos y resoluciones que determinaron la formación del Comité de Enlace, órgano primero de unificación que actuó con eficacia en el frente popular, en la campaña electoral y en la victoria del 16 de febrero. Fuera de Cataluña la unificación política de la clase obrera catalana tuvo solamente un consecuente y resuelto animador y orientador: José Díaz, con su partido, el glorioso Partido Comunista de España. (...) Y desde este instante, hasta su muerte irreparable, el camarada José Díaz, nos ayudó a desarrollar y a consolidar el partido unificado, a educarlo en el marxismo-leninismo-stalinismo. La tarea no era fácil. La heterogeneidad, de sus elementos componentes, la tremenda complejidad de nuestra lucha, pusieron constantemente al joven PSUC ante peligros mortales. Uno a uno pudieron ser vencidos, por el esfuerzo que todos realizábamos y porque, en toda ocasión, pudimos tener el consejo oportuno, la directiva justa, el apoyo sin limitaciones del camarada José Díaz». (Joan Comorera; José Díaz y el problema nacional, 1942)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
«¡Pedimos que se evite el insulto y el subjetivismo!»