«Una de las características de los partidos revisionistas es que la democracia interna es inexistente, y sus órganos se reúnen con poca regularidad para rendir cuentas de su trabajo.
En el caso del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN): debido a su espontaneísmo no celebró una reunión, o un congreso fundacional, ¡pero de hecho tampoco celebró ningún congreso ni durante la época de lucha contra Somoza ni tampoco cuando estuvo en el poder! Su primer congreso llegaría un año después de la pérdida de poder en 1991. Si echamos cuentas, vemos como durante 31 años, desde 1960 a 1991, el FSLN no celebró ni un solo congreso. ¡Y todavía tenían el descaro de decir que se regían por el centralismo democrático!
Como vemos, en el FSLN se vio la clásica ausencia de una sana democracia interna y del ejercicio de crítica y autocrítica bolchevique, la extensión de un régimen partidario de cooptaciones en las elecciones en lugar de una elección de todos y cada uno de los miembros de las altas esferas por los miembros del partido en conferencias legales y oficiales. La prolongación «ad infinitum», de un régimen guerrillero de partido dirigido por una camarilla ligada y dependiente de los líderes guerrilleros, la cual no rendía cuentas más que a sí misma, algo que puede ser algunas veces fenómenos temporales o en un periodo de guerra pero imperdonable sobre todo con el partido en el poder gubernamental. Esto redundo en una castración de toda crítica a la dirección y la creación base de un mesianismo propagandístico que alumbraba y defendía las actuaciones de la dirección sin objeción alguna.
¿Estos eran fenómenos de una peculiaridad específica e inherente solo al FSLN y al revisionismo nicaragüense? Como cualquier otra desviación, el FSLN solo repetía el camino ya recorrido por otros revisionismos. Estos fenómenos son algo que pueden ser detectados en todos los revisionismos imaginables.
Analicemos todas las desviaciones sobre este tema:
1) No elección democrática de los cargos: a la hora de elegir los puestos del partido, la técnica más usada es la pura cooptación de los puestos, es decir en vez de que cada puesto sea elegido por los órganos del partido y sus miembros de modo democrático en un congreso, los sujetos que los desempeñan son colocados en tales puestos a dedo; esta operación se encamina enteramente a mantener el poder e influencia de esa dirigencia concentrada en la defensa de sus propios intereses de clase, una práctica profundamente extendida, pero claro, es un despropósito tan evidente que los revisionistas a veces tratan de cubrirse las espaldas sobre estas acciones incluso tratando de manipular la historia para intentar que este tipo de prácticas pasen desapercibidas. Esta situación es si cabe menos aceptable cuando un partido está en el poder como ocurrió con el FSLN. Veamos una cita al respecto de esta desviación:
«El Partido Comunista de Yugoslavia se mantiene todavía en una condición de semiclandestinidad no obstante el hecho de que hace ya tres años y medio que está en el poder; dentro del partido no hay democracia, ni elecciones, ni crítica y autocrítica, y el Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia se compone en su mayor parte de miembros no elegidos, sino cooptados. (…) Como puede verse en los archivos de la Komintern, en el Vº Congreso del Partido Comunista de Yugoslavia fue celebrado en octubre y no en diciembre de 1940, no fueron elegidos treinta y uno miembros del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia y diez candidatos, sino que fueron un total de veintidós miembros al Comité Central y seis candidatos. (…) Si, de veintidós miembros, diez fallecieron, esto nos deja doce miembros electos. Si dos fueron expulsados, esto nos deja diez. Tito y Kardelj dicen que ahora hay veintiséis miembros del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia; entonces, si de estos sustraemos los diez por las causas antes comentadas, esto nos deja un total de dieciséis miembros cooptados en el presente Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia. Con esto se deduce que la mayoría de miembros del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia han sido cooptados». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética dirigida al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 4 de mayo de 1948)
2) Los métodos militares y la propaganda mesiánica en el partido: se observa además, que cuando una dirigencia de tal tipo existe, todas las decisiones son legitimadas desde la figura de una dirigencia y líderes de carácter mesiánico; de hecho, este es el método organizativo optado por las organizaciones revisionistas sobre todo cuando vienen de ser formaciones político-militares como el FSLN. En este sentido el trabajo de Iósif Stalin contra el revisionismo yugoslavo puso de relieve esta tendencia, que cercena cualquier ápice de democracia interna bajo el régimen de tipo «guerrillero y mesiánico»:
«Bastó, por ejemplo, que el camarada Zujovich expresara su desacuerdo, en la reunión del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, con el proyecto de respuesta del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia a la Carta del Comité Central del Partido Comunista Bolchevique de la Unión Soviética, para que inmediatamente fuese excluido del Comité Central. Al parecer el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia considera al partido no como un organismo en el que se tiene el derecho de expresar la propia opinión, sino como un destacamento guerrillero, cuyos miembros no tienen el derecho a opinar sobre las diferentes cuestiones, y que sin discutir deben traducir en actos todos los deseos del «jefe». Esto se llama en nuestro país cultivar los métodos militares en el partido, lo que es enteramente incompatible con los principios de la democracia interna de un partido marxista. Como se sabe, también Trotski intentó en su tiempo implantar en el partido bolchevique los métodos militares de dirección, pero fue desenmascarado y condenado por el partido con Lenin a la cabeza, los métodos militares fueron rechazados, y la democracia interna en el partido fue mantenida como el más importante principio de la edificación del partido». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética dirigida al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 4 de mayo de 1948)
Apoyándose en la propaganda revisionista del partido y en la mentalidad religiosa de la gente –en este caso el cristianismo– que el mismo partido estimula, se creó la idea de que el FSLN «padre» y sus dirigentes la «madre» de la sociedad, creando con ello el concepto de que luchar contra el partido o sus líderes sería como levantarle la mano a un padre o a una madre. El sentimentalismo y el amor a unas siglas sumado al culto de los líderes se inculcaron desde periodos temprano en la propaganda para que fuera más sencilla cualquier decisión antipopular a tomar, e incluso, con el tiempo se podía hacer pasar decisiones antipopulares como populares y en beneficio de la masa popular.
Como el lector ya habrá deducido por las dos primeras desviaciones, la ausencia del centralismo democrático, de la crítica y la autocrítica, de la elección de todos y cada de los miembros del partido en puestos de dirección, conducen a la extinción de la democracia interna; esta extinción lleva aparejado que las dirigencias se eligen así mismas, un procedimiento desarrollado «por el poder para el poder y para mantener ese poder» que garantiza los intereses de clase de la dirigencia. Esto está en contra de los deberes y reglamentos de un partido verdaderamente marxista-leninista:
«Estos momentos de elecciones y rendir cuentas juegan un mayor rol en el temple del partido y cuadros, en fomentar su revolucionarización. Esto es necesario para apartar el formalismo en estas importantes reuniones, que de otro modo rompería el continuar basándonos en las normas y forma de vida que tenemos en el partido. El liderazgo debe rendir cuenta en estas reuniones, debe verificar con hechos que ha cumplido su deber, y no solo presentar observaciones generales y críticas a otros. A la inversa, cada comunista también, debe hacer esto mismo. Las elecciones en el liderazgo deben ser hechas bajo sólidos criterios en conformidad con las reglas establecidas, sin que ningún líder o líderes fuercen la organización básica del partido. Ellos [los miembros del partido - Anotación de Bitácora (M-L)] deben nominar a sus propios candidatos, elegir sus propios líderes, y revocarlos de una forma democrática cuando ellos fallen en cumplir con sus obligaciones». (Enver Hoxha; El continuo fortalecimiento del partido y el gobierno; Discursos 1967-1968, 6 de febrero de 1967)
3) La no celebración de plenos, congresos para analizar, elegir y regular órganos del partido: estos métodos llevan a la inactividad del partido, y con ello se asegura que la camarilla gobernante no tenga que rendir cuentas regularmente ante los órganos del partido y sus miembros. En el revisionismo chino era bastante normal que hubiera largos periodos entre convocatoria del Comité Central o los Congresos del partido:
«Es un hecho que el último congreso del Partido Comunista de China se celebró hace 10 años y el nuevo plan quinquenal está pasando sin ser analizado por un congreso. Esto es anormal, irregular, una violación de los estatutos y por lo que podemos juzgar desde el exterior no han existido razones objetivas que impidieran su celebración. Eso no es algo simplemente organizativo, sino en primer lugar de principios: la dirección máxima del partido, ni toma decisiones ni se le rinden cuentas, es decir no se le consulta. ¿Por qué? Eso no podemos saberlo, pero podemos afirmar que se trata de una violación muy seria y de aquí pueden derivarse muchas cosas peligrosas. Bien el congreso, ¿pero el pleno del Comité Central? ¡Cuatro años sin reunirse! ¿Cómo es posible? Los hechos son los hechos. Se ha hecho caso omiso de las principales instancias del partido. ¿Cómo han sido juzgadas las cosas, con unanimidad o no? ¿Correcta o incorrectamente? Eso no podemos decirlo, nada podemos decir porque no sabemos, pero sí afirmamos que eso es irregular, ilegal, inadmisible, condenable y acarrea graves y peligrosas consecuencias para el partido y el país. En ningún partido marxista-leninista se puede encontrar semejante práctica. ¿Qué ha movido a los camaradas chinos a violar los reglamentos más elementales y más vitales para el partido? Podemos imaginar muchas cosas». (Enver Hoxha; Algunas opiniones previas sobre la «revolución cultural proletaria» china, 14 de octubre de 1966)
El Partido del Trabajo de Corea entre sus deficiencias incluye estas mismas «irregularidades» internas:
«El Partido del Trabajo de Corea es la fuerza principal en la República Popular Democrática de Corea como reconoce la actual constitución. (...) Su órgano supremo es el Congreso Nacional del Partido, que se supone que se realiza cada cinco años, pero que en realidad se ha reunido seis veces desde 1948. El VIº Congreso del Partido del Trabajo de Corea de 1980, fue el primero desde hacía 10 años, y –sin dar explicaciones creíbles– ningún otro congreso se ha celebrado desde entonces. Uno puede preguntarse cómo puede funcionar el centralismo democrático en un partido que no ha convocado su órgano de decisión más alto desde hace 19 años». (Norberto Steinmay; ¡Larga vida a la reunificación e independencia coreana! ¡Abajo el revisionismo coreano!, 1999)
4) Corrupción y nepotismo: el revisionismo nicaragüense siempre ha tenido fuerte tendencia al nepotismo, agravada en los últimos años: en que hemos visto la promoción a cargos del partido y del Estado –o ligados a estos– de la familia Ortega-Murillo; hablamos de un régimen de compadrazgo, nepotismo, favoritismo, blandenguería, clientelismo, tráfico de influencia y acomodo. En las organizaciones revisionistas es común ver estos desmanes nepóticos, muestra de ello, es que las familias de los altos cargos del partido ocupan siempre diferentes cargos de distinta importancia, esto llega al punto de que incluso el cónyuge, los hermanos o los hijos acaban sucediendo siempre al cabeza de familia en el máximo cargo del partido aunque estos no hayan mostrado nunca excesivo interés por la política previamente, o pese a que todo el mundo sepa que dicho sucesor muestra clara falta de preparación política para tal cargo:
«La distribución de los cuadros sobre la base de la amistad y del nepotismo constituye una práctica muy nociva. Esta práctica, en abierta contradicción con todas las directrices del partido, vicia a los cuadros y perjudica gravemente el trabajo. En un ambiente de tan nociva familiaridad no existe crítica ni autocrítica, por consiguiente no hay una lucha por mejorar el trabajo. Estos ambientes son terreno abonado para las adulaciones, la vanagloria y la sumisión al «jefe de la familia». Y detrás de todo esto, vienen los abusos y los robos. El partido debe mostrarse cuidadoso y permanecer vigilante para destruir toda manifestación, por embrionaria que sea, de ello, ya que afecta gravemente al trabajo. No podemos permitir de ninguna manera que nuestros centros de producción, nuestras empresas de servicios y nuestras oficinas, se transformen en «familiares». (Enver Hoxha; Informe en el IIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 25 de mayo de 1956)
¿Qué crítica y autocrítica puede existir en el FSLN que ve y estructura al partido como una familia? ¿Qué control puede ejercerse en tal régimen de familiaridad y amiguismos?
Veamos a Pedro Checa hablando sobre la importancia de la existencia de un trabajo colectivo y la peligrosidad de la familiaridad en el partido para entender mejor la crítica:
«La falta de un trabajo colectivo arrastra consigo –además de la imposibilidad de una acertada dirección–, la familiaridad, las amistades personales en los órganos de dirección, la creación de los grupos de amigos a través del trabajo, por la amistad y por la lucha, por mil factores muy ligados entre sí. Y en estas condiciones, es raro, difícil que se produzca una crítica y una autocrítica bolchevique, ya que se antepone a la necesidad de realizar ésta, para fortalecer y desarrollar el partido, el temor a que la enemistad se produzca, lo que de hecho impide la ejecución de la crítica en el partido. Esto no quiere decir que el partido esté en contra de la amistad y de las buenas relaciones personales entre todos sus militantes y entre los camaradas de dirección, sino que en el aspecto político, cuando se trata de discutir los problemas fundamentales del partido, hay que colocar siempre los intereses de éste, que son los de todas las masas, por encima de todas otras cuestiones. También es preciso que la amistad personal no se traduzca nunca en una mengua de la autoridad política de aquellos camaradas que ocupan cargos responsables en las direcciones del partido. La falta de un trabajo colectivo y la familiaridad de los órganos de dirección, impiden que ésta sea eficaz y trae, como consecuencia, peligros enormes, tales como el caciquismo, la burocratización e incluso el caudillismo, al subirse el humo a la cabeza. Hay que imponer a rajatabla en el partido el método de trabajo colectivo, especialmente en los órganos dirigentes». (Pedro Checa; Tareas de organización y trabajo práctico del partido: Informe en el Pleno del Comité Central del Partido Comunista de España, 3 de noviembre de 1937)
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Llegados a este punto, sobra explicar que el centralismo democrático no era tal, sino que se trataba de un centralismo burocrático, que ha sido y sigue siendo el método organizativo de los partidos revisionistas: bien en torno a una camarilla de dirigentes, o bien en torno a un solo individuo, y que está fuera de duda que no tiene nada de parecido al genuino centralismo democrático de los partidos marxista-leninistas.
Algunos camaradas que nos estén leyendo y que no estén familiarizados con el término burócratas, o que lo estén pero desde la concepción burguesa o pequeño burguesa, se preguntaran: ¿por qué se le añade el calificativo de burócrata al revisionismo nicaragüense? Muy sencillo, veamos una definición de burócrata que le cuadra a cualquier líder del FSLN de aquellos días o de la época actual:
«El burócrata es cobarde, porque su concepción del mundo es idealista, mística, individualista. De aquí se derivan todos los males, como la megalomanía, el servilismo, la mentira, el fraude, etc., todo ello con el objetivo de conservar una posición individual conquistada, de ser promovido a un puesto, de obtener beneficios ilícitos, de hacer toda clase de artimañas. Naturalmente, un bagaje semejante no puede resistir la mirada penetrante de las masas, la lucha de las masas, el ímpetu revolucionario de las masas. Precisamente por este motivo el burócrata hará lo imposible por eludir toda norma revolucionaria, se esforzará por hacer ineficaces las leyes y las ordenanzas revolucionarias, por contrariar a las masas, por sembrar el descontento entre ellas y, por último, por hacerlas indiferentes. Intentará convertir el aparato del Estado en un arma cerrada y administrativo-represiva, transformarlo en una administración que esté al servicio del burocratismo, para intimidar y oprimir a las masas, en lugar de estar al servicio del pueblo y de combatir al burocratismo». (Enver Hoxha; La revolucionarización ininterrumpida del partido y el poder; Discurso pronunciado en la reunión conjunta de las organizaciones de base del partido de la Mina de carbón de Kërraba, de la Planta «Enver», de la Cooperativa agrícola «Wilhelm Pieck», de la unidad militar N° 5009 y de la Universidad de Tirana, 6 de febrero de 1967)» (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)
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