Fotografía cedida por un lector con documentos editados por Bitácora (M-L) |
«Los marxista-leninistas saludan y respaldan cualquier inclinación y aspiración sinceras al socialismo, pero al mismo tiempo insisten en que el socialismo dondequiera que haya triunfado o que triunfe lo ha hecho y lo hará únicamente sobre la base del marxismo-leninismo y bajo la dirección de la clase obrera y de su partido, armado de la concepción proletaria del mundo.
En nuestra época no se trata de copiar los pseudosocialismos revisionistas ni de inventar socialismos nuevos. El socialismo existe y se desarrolla como teoría y como práctica. Ha acumulado una rica experiencia histórica, sintetizada en la teoría marxista-leninista, cuya vitalidad ha sido verificada por la vida. Apoyándose en esta teoría científica y aplicándola a las condiciones concretas de cada país, las fuerzas revolucionarias encontrarán el justo camino que las conducirá al socialismo.
La justa comprensión del socialismo es una gran cuestión de principios, ya que ayuda a que las aspiraciones y la lucha de los pueblos por el socialismo se orienten correctamente y apunten a un objetivo claro. Por eso tiene particular importancia para los revolucionarios el establecer una frontera y una clara línea de demarcación entre los países verdaderamente socialistas y los que lo son sólo de nombre, del mismo modo que tiene importancia distinguir a los partidos y las fuerzas verdaderamente marxista-leninistas que luchan por el socialismo, de los partidos que solamente llevan la etiqueta de comunistas. Así sabrán los revolucionarios dónde deben apoyarse y a quién respaldar. De esta manera se fortalece la verdadera unidad de las fuerzas revolucionarias y la lucha por el socialismo se funde en una corriente única sobre la base del marxismo-leninismo y del internacionalismo proletario». (Enver Hoxha; El marxismo-leninismo, doctrina siempre joven y científica, 1 de noviembre de 1971)
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