Aleksandar Ranković, Josip Broz Tito, Milovan Đilas y Edvard Kardelj en 1953 |
«Analicemos por un momento la «maravillosa paradoja» que la historia nos lega con la cuestión de la crítica yugoslava a la delegación francesa e italiana en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947. Como hemos visto Milovan Đilas y Edvard Kardelj fueron protagonistas en esta crítica. Pero ¿Qué sabemos hoy de ellos?
–Milovan Đilas fue uno de los teóricos más importantes del Partido Comunista de Yugoslavia, fue uno de los personajes que ayudaron a Tito para que los titoistas ganaran definitivamente la hegemonía dentro del partido durante el cisma con la Kominform y sus partidos en 1948. Cisma que recordemos se produjo a causa de las teorizaciones antimarxistas que ciertos jefes de partido del PCY empezaban a vociferar cada vez de forma más abierta, teorizaciones chovinistas, bujarinistas, antisoviéticas, y después incluso anarco-sindicalistas, que en su conjunto desataron una repulsa mundial.
Este cisma que desató una lucha entre los partidarios de corregir las desviaciones del marxismo-leninismo como Arso Jovanović, Sreten Zujovic, Andrija Hebrang; y los partidarios de continuar con tal camino de Tito como, Aleksandar Ranković, Koča Popović, y otros.
En el desarrollo y asentamiento de las teorías titoistas de revisión del marxismo-leninismo Đilas sería el ala más derechista del partido, de hecho, las críticas que empezó a verter al mismo partido y gobierno revisionista yugoslavo por no darle un giro aún más derechista en ciertos campos, devino en que fuera expulsado del PCY en los 50.
–Edvard Kardelj fue otra figura clave en las teorizaciones del PCY, que como Milovan Đilas se había puesto a favor de Tito en su postura respecto a la Kominform, y en los años siguientes sus teorizaciones sobre todo económicas ocuparon un papel especial dentro del partido y gobierno yugoslavo.
Curiosamente, ambos personajes fueron los que estuvieron presentes en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947 apoyando la crítica del soviético Andréi Zhdánov a los errores del PCF y el PCI, pero paradójicamente, criticaban o mejor dicho se sumaban a la crítica de Zhdánov de unos errores que en el propio PCY cometían ya en ese momento o cometerían en breve como objetivamente se probaría en la IIº Conferencia de la Kominform de 1948. Errores de los dirigentes yugoslavos que fueron discutidos y denunciados por la Kominform y que no solo se cometerían y se confirmarían «en tiempos de Stalin de 1947-1953», sino también después de su muerte, donde si cabe el descaro revisionista de los titoistas se amplificaría con nuevas teorizaciones antimarxistas.
Como hemos adelantado durante el documento, las acusaciones de los partidos comunistas hacia los delegados franceses e italianos sobre ciertas desviaciones del marxismo, en realidad el tiempo confirmaría que el revisionismo yugoslavo las había establecido o que lo haría en un futuro ¿Exageramos? Ni mucho menos:
1) Las acusaciones de browderismo respecto al partido, de «querer disolver el partido», precisamente sería cometida por los revisionistas yugoslavos quienes disolvieron el partido en el frente y proclamaron que el frente era el director de la sociedad por encima del partido;
2) Las acusaciones de propagar el eslogan socialdemócrata de «ni Washington ni Moscú serían cometidas por los revisionistas yugoslavos. Es más, tal eslogan se cristalizaría bajo la teorización de la política exterior del «no alineamiento»;
3) Las acusaciones de albergar ilusiones bujarinistas del «tránsito pacífico al socialismo de las clases explotadoras» serían cometidas por los revisionistas yugoslavos diciendo que en su país «las clases explotadoras que lucharon contra el hitlerismo se integrarían pacíficamente en el socialismo»;
4) Las acusaciones de tener un franco «cretinismo parlamentario» serían cometidas por el revisionismo yugoslavo, estos apoyaron la teorización eurocomunistas «del tránsito pacífico al socialismo» a través del sistema parlamentarista burgués;
5) Las acusaciones de que en el partido francés «cualquiera podía entrar y salir» y que su unidad solo era formal serían cometidas por el partido yugoslavo quién declararían que todo el mundo más allá de su herencia social, creencia religiosa o visión política podía integrarse sin que influyera en el desempeño como miembro del partido. Finalmente el único requisito para formar parte del partido sería legitimar la camarilla de Tito y a este como su «Líder»;
6) Las acusaciones de que el partido francés tomaba la cuestión colonial sin darle un cariz marxista con su respectivo análisis de clase fueron desviaciones que luego serían cometidas por los revisionistas yugoslavos en el marco de la teoría del «no alineamiento» que apostaba, y sigue apostando hoy en día, porque cada país colonial o neocolonial se vendiera al mejor postor imperialista, a la vez que igualaba a países socialistas y capitalistas;
7) Las acusaciones de falta de valor para la autocrítica reclamada a los delegados franceses por sus errores de línea, fue otro de los puntos que causaron la reclamación de todos los partidos comunistas ante los yugoslavos poco tiempo después tras analizarse y exponerse los errores de la dirigencia yugoslava y recibir de esta más que negaciones sin argumentación, respuestas vanidosas y ultrajantes.
8) Las acusaciones hecha a franceses e italianos de falta de una consciencia de la importancia de aplicar el internacionalismo proletario en la cuestión griega, eran claramente hipócritas, pues los propios yugoslavos habían traicionado la confianza del pueblo griego durante la Segunda Guerra Mundial cometiendo actos hostiles, chovinistas, y en breve se intensificarían doblemente sus acciones nacionalistas tras la ruptura con la Kominform.
Esto demuestra nuestra hipótesis sobre los revisionistas y sus diversas tácticas de camuflaje que hemos comentado en alguna ocasión:
«¿Cómo se explica el radicalismo [en este caso de los delegados yugoslavos - Anotación de Bitácora (M-L)] que incluso muchos de estos elementos revisionistas tuvieron hacia otros desviacionistas y revisionistas que si fueron denunciados y expulsados públicamente [en este caso sobre los delegados franceses e italianos - Anotación de Bitácora (M-L)]? Los del tipo (1) veían una oportunidad manifiesta para aumentar su prestigio y para acusar falsamente a rivales de su partido de cometer la desviación que se estaba criticando en la Komintern [y en este caso Kominform - Anotación de Bitácora (M-L)]; los del tipo (2) aunque incluso podían coincidir con las tesis de los elementos desviacionistas que se estaban criticando en esos momentos, no se podía permitir solidarizarse con él, o se sospecharía que no había superado sus viejas desviaciones, por lo que mecánicamente también criticaba al desviacionismo de moda, también acusarían falsamente a otros verdaderos marxista-leninistas ya que de caer el partido en esta trampa les libraba del peso de estar bajo la atención de personas honestas y fieles al marxismo-leninismo que no dudarían en denunciarles de nuevo si volvían a dar un paso en falso, por último las purgas en nombre de librar al desviacionismo de moda servía para convencer y hacer olvidar al partido del viejo coqueteo de estos miembros con el oportunismo; y los del tipo (3) no entendían bien el porqué de las críticas a las tesis desviacionistas ni porque las críticas suponían una desviación de los axiomas del marxismo-leninismo, pero apoyaba todo tipo de lucha contra tal desviacionismo ya que para ellos, todo ataque contra la línea oficial del partido no debía ser cuestionada y era una ofensa». (Introducción del Equipo de Bitácora (M-L) al documento de Georgi Dimitrov: «La clase obrera contra el fascismo» de 1935, 25 de abril de 2013)
En el caso de los revisionistas yugoslavos, coincidían con los elementos tanto del tipo (1) como del tipo (2), eran elementos que aprovechaban las deficiencias de otros elementos –bien en su partido a nivel nacional o bien a nivel internacional de otros partidos– para envalentonarse y ganar prestigio, siendo esta falsa imagen de revolucionarios puros, y de larga carrera, un futuro escudo si su naturaleza y sus intenciones eran destapadas más adelante. A su vez, varios de los elementos del Partido Comunista de Yugoslavia como Tito mismo, habían sido reprendidos por los partidos y representantes de la Komintern, por lo que el lenguaje afilado de los delegados yugoslavos en la crítica hacia los delegados franceses e italianos en la Kominform, era un buen escaparate para intentar convencer al resto de que ellos habían superado sus deficiencias de la época de la Komintern y que ahora incluso podían contribuir a la corrección de las deficiencias de otros partidos». (Equipo de Bitácora (M-L); La crítica al revisionismo en la Iº Conferencia de la Kominform de 1947, 13 de agosto de 2015)
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