«Uno puede vislumbrar a los oportunistas de todo tipo cuando se ven las diferencias en el trato en la evolución y la revolución, entre las reformas y los saltos cualitativos, entre la lucha por la democracia, la independencia y la lucha por el socialismo, entre las reivindicaciones inmediatas y la lucha por los objetivos finales. Los marxista-leninistas se diferencian de los reformistas, los revisionistas modernos y los oportunistas de izquierda en que encuentran un equilibrio adecuado en todas estas cuestiones. Estas dos corrientes tienen sus raíces ideológicas en el tratamiento unilateral del proceso revolucionario:
«Algunas personas o grupos siempre suelen exagerar y erigir en teoría unilateral, en sistema táctico unilateral tal o cual rasgo del desarrollo capitalista, tal o cual «enseñanza» derivada de este desarrollo. (...) La vida real, la historia real abarca a estas distintas tendencias, del mismo modo que la vida y el desarrollo de la naturaleza comprenden tanto la lenta evolución como los saltos bruscos, rupturas en la continuidad». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Las divergencias en el movimiento obrero europeo, 1910)
Para revisionistas de hoy en día, como para todos los derechistas, la filosofía de la espontaneidad, de la pasividad, de observar es algo característico, sobrestiman las condiciones objetivas y esperan de brazos cruzados hasta que todos factores de la revolución están maduros. Pero los revisionistas modernos no hacen nada para preparar las condiciones subjetivas. Por su traición sólo provocan una gran confusión ideológica y política. Una vez que se presenta una situación revolucionaria, hacen todo lo posible para frenar cualquier movimiento revolucionario de las masas y no quieren ni permiten que den el golpe de gracia a las clases explotadoras. Bajo el pretexto de que echan en falta «condiciones objetivas» y que existe el peligro de caer en el aventurerismo, actúan como lacayos de la burguesía y frenan cualquier iniciativa revolucionaria y la actividad de las masas que acelera la llegada de la revolución.
Los marxista-leninistas luchan en esta cuestión en dos direcciones: una contra los revisionistas modernos, y por otro lado, contra las tendencias de «izquierda» y sus representantes que sobrestiman el papel de la «actividad subjetiva» en la transformación de la realidad, absolutizan este papel y niegan el papel de las condiciones objetivas y las posibilidades reales de la situación. Creen con autoridad que solamente con la voluntad de los revolucionarios para actuar y su determinación en el combate, independientemente de las circunstancias y la situación de sus representantes se puede triunfar. Que aunque no exista una situación revolucionaria, esta puede y debe ser creada artificialmente por ellos a través de «acciones» de un grupo de combate que constaría de valientes personas armadas y decididas. Esto de hecho es la teoría del héroe, que niega el papel de las masas como creadoras de la historia.
El revolucionario es un hombre de acción, no espera a que llega el «gran día» de la revolución, sino que trabaja continuamente para prepararla. Sin embargo, la dirección y las formas de su actividad deben cumplir siempre las condiciones objetivas, estar dentro de las condiciones reales. Una transformación que no cumpla con la realidad objetiva y la conciencia de las masas es imposible llevarla a cabo. Estas tareas sólo pueden resolverse con éxito si cumplen con los requisitos de la evolución histórica de cada país y el nivel de concienciación y organización de las masas. De lo contrario, la vanguardia revolucionaria acaba separa de las masas y se desliza hacia el aventurismo:
«Las revoluciones maduran en la situación misma, en tanto que su victoria o su derrota depende, de la situación y del papel del factor subjetivo. Este factor no puede representarlo un solo grupo, por más consciente que sea de la necesidad de la revolución. La revolución es obra de las masas. Sin su convencimiento, preparación, movilización y organización, ninguna revolución podrá triunfar». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)
Es necesario que la mayoría de los trabajadores entiendan la necesidad del cambio y estén listos para ponerse en pie y emprenden acciones revolucionarias de masas, es necesario que el partido comunista tenga el firme apoyo de la clase obrera y las masas trabajadoras, y que las otras capas de las clases trabajadoras que no siguen la línea del partido, adopten una posición al menos de neutralidad:
«El factor subjetivo no se prepara únicamente mediante las acciones de un «foco» guerrillero, ni tampoco tan sólo con agitación y propaganda. Para ello, como nos enseña Lenin y la vida misma, es indispensable que las masas se convenzan a través de su experiencia práctica». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971) (Foto Çami; Los factores objetivos y subjetivos de la revolución, 1973)
«Algunas personas o grupos siempre suelen exagerar y erigir en teoría unilateral, en sistema táctico unilateral tal o cual rasgo del desarrollo capitalista, tal o cual «enseñanza» derivada de este desarrollo. (...) La vida real, la historia real abarca a estas distintas tendencias, del mismo modo que la vida y el desarrollo de la naturaleza comprenden tanto la lenta evolución como los saltos bruscos, rupturas en la continuidad». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; Las divergencias en el movimiento obrero europeo, 1910)
Para revisionistas de hoy en día, como para todos los derechistas, la filosofía de la espontaneidad, de la pasividad, de observar es algo característico, sobrestiman las condiciones objetivas y esperan de brazos cruzados hasta que todos factores de la revolución están maduros. Pero los revisionistas modernos no hacen nada para preparar las condiciones subjetivas. Por su traición sólo provocan una gran confusión ideológica y política. Una vez que se presenta una situación revolucionaria, hacen todo lo posible para frenar cualquier movimiento revolucionario de las masas y no quieren ni permiten que den el golpe de gracia a las clases explotadoras. Bajo el pretexto de que echan en falta «condiciones objetivas» y que existe el peligro de caer en el aventurerismo, actúan como lacayos de la burguesía y frenan cualquier iniciativa revolucionaria y la actividad de las masas que acelera la llegada de la revolución.
Los marxista-leninistas luchan en esta cuestión en dos direcciones: una contra los revisionistas modernos, y por otro lado, contra las tendencias de «izquierda» y sus representantes que sobrestiman el papel de la «actividad subjetiva» en la transformación de la realidad, absolutizan este papel y niegan el papel de las condiciones objetivas y las posibilidades reales de la situación. Creen con autoridad que solamente con la voluntad de los revolucionarios para actuar y su determinación en el combate, independientemente de las circunstancias y la situación de sus representantes se puede triunfar. Que aunque no exista una situación revolucionaria, esta puede y debe ser creada artificialmente por ellos a través de «acciones» de un grupo de combate que constaría de valientes personas armadas y decididas. Esto de hecho es la teoría del héroe, que niega el papel de las masas como creadoras de la historia.
El revolucionario es un hombre de acción, no espera a que llega el «gran día» de la revolución, sino que trabaja continuamente para prepararla. Sin embargo, la dirección y las formas de su actividad deben cumplir siempre las condiciones objetivas, estar dentro de las condiciones reales. Una transformación que no cumpla con la realidad objetiva y la conciencia de las masas es imposible llevarla a cabo. Estas tareas sólo pueden resolverse con éxito si cumplen con los requisitos de la evolución histórica de cada país y el nivel de concienciación y organización de las masas. De lo contrario, la vanguardia revolucionaria acaba separa de las masas y se desliza hacia el aventurismo:
«Las revoluciones maduran en la situación misma, en tanto que su victoria o su derrota depende, de la situación y del papel del factor subjetivo. Este factor no puede representarlo un solo grupo, por más consciente que sea de la necesidad de la revolución. La revolución es obra de las masas. Sin su convencimiento, preparación, movilización y organización, ninguna revolución podrá triunfar». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)
Es necesario que la mayoría de los trabajadores entiendan la necesidad del cambio y estén listos para ponerse en pie y emprenden acciones revolucionarias de masas, es necesario que el partido comunista tenga el firme apoyo de la clase obrera y las masas trabajadoras, y que las otras capas de las clases trabajadoras que no siguen la línea del partido, adopten una posición al menos de neutralidad:
«El factor subjetivo no se prepara únicamente mediante las acciones de un «foco» guerrillero, ni tampoco tan sólo con agitación y propaganda. Para ello, como nos enseña Lenin y la vida misma, es indispensable que las masas se convenzan a través de su experiencia práctica». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971) (Foto Çami; Los factores objetivos y subjetivos de la revolución, 1973)
Anotaciones de Bitácora (M-L):
[1] La crítica de Enver Hoxha a los ideólogos, organizaciones, partidos y movimientos de tipo espontaneista en el VIº Congreso del VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania de 1971 a la que hace referencia Foto Cami puede verse AQUÍ.
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