El segundo capítulo del Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro de Georgi Dimitrov de 1948, comenta brevemente la cuestión de la lucha durante la Segunda Guerra Mundial aplicando las tácticas antifascistas, que desembocaron en el levantamiento del 9 de septiembre de 1944, que dio el poder al Frente de la Patria, dirigido por el Partido Obrero (Comunista) Búlgaro. Pero se centra más en el periodo posterior al levantamiento, y las perspectivas que se abrían en Bulgaria con la destrucción de la camarilla monarco-fascista y la toma de poder popular del frente popular antifascista conocido con el nombre del Frente de la Patria. Ya en los años 30, analizando la cuestión de la lucha antifascista y la toma de poder, Dimitrov auguró la posibilidad tanto de que los comunistas pudieran tomar el poder en solitario –como pasó en Albania– como que en la lucha por derribar el fascismo se diera un gobierno no plenamente comunista, sino en alianza todavía con otras organizaciones antifascistas –como pasó en Bulgaria– :
«Yo quería prevenirlos contra toda una tendencia a la simplificación y al esquematismo en este asunto. La vida es más compleja que cualquier esquema. Sería falso, por ejemplo, presentar la cosa como si el gobierno del frente único fuese una etapa obligatoria en la senda hacia la instauración de la dictadura del proletariado. Sería tan falso, como lo era antes presentar las cosas como si en los países fascistas no hubiese ninguna etapa intermedia y la dictadura del fascista tuviese que ser obligatoriamente y directamente sustituida por la dictadura del proletariado». (Georgi Dimitrov; Por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; discurso de resumen ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 13 de agosto de 1935)
Para que diera el primer caso, el de un gobierno basado en la alianza con otras fuerzas antifascistas, el partido comunista debía analizar que se dieran unas condiciones mínimas para otorgar su apoyo y participación en tal gobierno:
«¿Qué sería este gobierno? ¿Y en qué situación pudiera ser posible? Es, ante todo, un gobierno de lucha contra el fascismo y la reacción. Debe ser un gobierno formado como consecuencia del movimiento de frente único y que no limite de ninguna manera la actividad del partido comunista y de las organizaciones de masas de la clase obrera, sino, al contrario, que tome enérgicas disposiciones dirigidas contra los magnates financieros contrarrevolucionarios y sus agentes fascistas. (...) ¿Bajo qué condiciones objetivas será posible la formación de un tal gobierno? A esta pregunta puede contestarse de un modo muy general: bajo las condiciones de una crisis política, en que las clases dominantes ya no están en condiciones de acabar con el potente ascenso del movimiento antifascista de masas. Pero esto es sólo una perspectiva general, sin la cual apenas será posible, en la práctica, la formación de un gobierno del frente único. Solamente en presencia de determinadas premisas especiales, puede ponerse al orden del día el problema de la formación de este gobierno como tarea políticamente necesaria. Me parece que en este sentido merecen la mayor atención las siguientes premisas: Primero. Cuando el aparato estatal de la burguesía esté ya lo bastante desorganizado y paralizado para que la burguesía no pueda impedir la formación de un gobierno de lucha contra la reacción y el fascismo. Segundo. Cuando las más extensas masas trabajadoras y en particular los sindicatos de masas se levanten impetuosamente contra el fascismo y la reacción, pero no estén todavía preparados para lanzarse a la insurrección con el fin de luchar bajo la dirección del partido comunista por la conquista del poder soviético. Tercero. Cuando el proceso de diferenciación y radicalización en las filas de la socialdemocracia y de los demás partidos que participan en el frente único, haya conducido a que una parte considerable dentro de ellas exija medidas implacables contra los fascistas y demás reaccionarios, luche del brazo de los comunistas contra el fascismo y se manifieste abiertamente contra el sector reaccionario y hostil al comunismo de su propio partido». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
Hablando, de los viejos debates de la Komintern, y de errores de derecha e izquierda, el búlgaro remarcó en 1935, unas exigencias para el gobierno del frente popular antifascista que serían luego aplicadas en Bulgaria en 1944:
«¡Camaradas! Nosotros exigimos de todo gobierno del frente único una política completamente distinta. Le exigimos que lleve a cabo determinadas reivindicaciones cardinales revolucionarias, congruentes con la situación, como, por ejemplo, el control de la producción, el control sobre los bancos, la disolución de la policía, su sustitución por una milicia obrera armada, etc». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
Pese a estos avances, que pueden resolver tareas pendientes en el país, de carácter antifascista, antifeudal, anticolonial, etc. Como buen marxista-leninista, Dimitrov recordaba:
«Les decimos francamente a las masas: este gobierno no traerá la salvación definitiva. Este gobierno no está en condiciones de derrocar la dominación de clase de los explotadores y, por esta razón, no puede tampoco eliminar definitivamente el peligro de la contrarrevolución fascista. ¡Por consiguiente, hay que prepararse para la revolución socialista! Sólo y exclusivamente el poder soviético traerá la salvación». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
El comprender este último punto, hizo que Bulgaria de la mano de su partido comunista y bajo la dirección de Georgi Dimitrov, a diferencia de otras experiencias, si se propusiera a pasar a la etapa socialista: esto incluía expropiar no sólo a la burguesía extranjera, sino también a la burguesía nacional, realizar no sólo una reforma que garantizara el fin del latifundio, sino empezar la colectivización del campo para lograr el fin del kulak como clase, empezar a disolver las organizaciones burguesas y pequeño burguesas antifascistas que se oponían al cambio de rumbo y que empezaban ser superfluas para la sociedad socialista, empezar a reorganizar el frente bajo las normas marxista-leninistas, como medio para hilar el partido comunista con las organizaciones de masas de juventud, deportivas, de mujeres, sindicatos, etc. y para adecuarse a las nuevas tareas socialistas.
El documento:
«Yo quería prevenirlos contra toda una tendencia a la simplificación y al esquematismo en este asunto. La vida es más compleja que cualquier esquema. Sería falso, por ejemplo, presentar la cosa como si el gobierno del frente único fuese una etapa obligatoria en la senda hacia la instauración de la dictadura del proletariado. Sería tan falso, como lo era antes presentar las cosas como si en los países fascistas no hubiese ninguna etapa intermedia y la dictadura del fascista tuviese que ser obligatoriamente y directamente sustituida por la dictadura del proletariado». (Georgi Dimitrov; Por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; discurso de resumen ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 13 de agosto de 1935)
Para que diera el primer caso, el de un gobierno basado en la alianza con otras fuerzas antifascistas, el partido comunista debía analizar que se dieran unas condiciones mínimas para otorgar su apoyo y participación en tal gobierno:
«¿Qué sería este gobierno? ¿Y en qué situación pudiera ser posible? Es, ante todo, un gobierno de lucha contra el fascismo y la reacción. Debe ser un gobierno formado como consecuencia del movimiento de frente único y que no limite de ninguna manera la actividad del partido comunista y de las organizaciones de masas de la clase obrera, sino, al contrario, que tome enérgicas disposiciones dirigidas contra los magnates financieros contrarrevolucionarios y sus agentes fascistas. (...) ¿Bajo qué condiciones objetivas será posible la formación de un tal gobierno? A esta pregunta puede contestarse de un modo muy general: bajo las condiciones de una crisis política, en que las clases dominantes ya no están en condiciones de acabar con el potente ascenso del movimiento antifascista de masas. Pero esto es sólo una perspectiva general, sin la cual apenas será posible, en la práctica, la formación de un gobierno del frente único. Solamente en presencia de determinadas premisas especiales, puede ponerse al orden del día el problema de la formación de este gobierno como tarea políticamente necesaria. Me parece que en este sentido merecen la mayor atención las siguientes premisas: Primero. Cuando el aparato estatal de la burguesía esté ya lo bastante desorganizado y paralizado para que la burguesía no pueda impedir la formación de un gobierno de lucha contra la reacción y el fascismo. Segundo. Cuando las más extensas masas trabajadoras y en particular los sindicatos de masas se levanten impetuosamente contra el fascismo y la reacción, pero no estén todavía preparados para lanzarse a la insurrección con el fin de luchar bajo la dirección del partido comunista por la conquista del poder soviético. Tercero. Cuando el proceso de diferenciación y radicalización en las filas de la socialdemocracia y de los demás partidos que participan en el frente único, haya conducido a que una parte considerable dentro de ellas exija medidas implacables contra los fascistas y demás reaccionarios, luche del brazo de los comunistas contra el fascismo y se manifieste abiertamente contra el sector reaccionario y hostil al comunismo de su propio partido». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
Hablando, de los viejos debates de la Komintern, y de errores de derecha e izquierda, el búlgaro remarcó en 1935, unas exigencias para el gobierno del frente popular antifascista que serían luego aplicadas en Bulgaria en 1944:
«¡Camaradas! Nosotros exigimos de todo gobierno del frente único una política completamente distinta. Le exigimos que lleve a cabo determinadas reivindicaciones cardinales revolucionarias, congruentes con la situación, como, por ejemplo, el control de la producción, el control sobre los bancos, la disolución de la policía, su sustitución por una milicia obrera armada, etc». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
Pese a estos avances, que pueden resolver tareas pendientes en el país, de carácter antifascista, antifeudal, anticolonial, etc. Como buen marxista-leninista, Dimitrov recordaba:
«Les decimos francamente a las masas: este gobierno no traerá la salvación definitiva. Este gobierno no está en condiciones de derrocar la dominación de clase de los explotadores y, por esta razón, no puede tampoco eliminar definitivamente el peligro de la contrarrevolución fascista. ¡Por consiguiente, hay que prepararse para la revolución socialista! Sólo y exclusivamente el poder soviético traerá la salvación». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
El comprender este último punto, hizo que Bulgaria de la mano de su partido comunista y bajo la dirección de Georgi Dimitrov, a diferencia de otras experiencias, si se propusiera a pasar a la etapa socialista: esto incluía expropiar no sólo a la burguesía extranjera, sino también a la burguesía nacional, realizar no sólo una reforma que garantizara el fin del latifundio, sino empezar la colectivización del campo para lograr el fin del kulak como clase, empezar a disolver las organizaciones burguesas y pequeño burguesas antifascistas que se oponían al cambio de rumbo y que empezaban ser superfluas para la sociedad socialista, empezar a reorganizar el frente bajo las normas marxista-leninistas, como medio para hilar el partido comunista con las organizaciones de masas de juventud, deportivas, de mujeres, sindicatos, etc. y para adecuarse a las nuevas tareas socialistas.
El documento:
Un joven, posiblemente un partisano, sosteniendo un rifle, frente a una multitud durante una celebración de la victoria en Lovech, Bulgaria; signos en el fondo con consignas como «Muerte al fascismo» |
«Camaradas:
El levantamiento popular del 9 de
septiembre es un punto de inflexión en nuestra historia.
Durante el 9 de septiembre de 1944 el
poder político en nuestro país fue arrancado de las manos de explotadores de la
burguesía capitalista y la minoría monarco-fascista y pasó a las manos de la
vasta mayoría, al pueblo trabajador de ciudades y pueblos bajo la dirección de
la clase obrera y su vanguardia –el partido comunista–. Habiendo triunfado con
la ayuda decisiva del heroico Ejército Rojo Soviético, el levantamiento del 9
de septiembre limpió el camino para construir el socialismo en nuestro país.
La combinación durante el 9 de septiembre
de 1944, entre el levantamiento popular antifascista y el avance victorioso del
ejército soviético en los Balcanes, aseguró el triunfo de nuestro levantamiento
y le otorgó un gran ímpetu. El odio contra el fascismo, acumulado en el curso
de dos décadas, y la determinación de los trabajadores para acabar con él
estalló en un levantamiento incontenible que barrió el régimen fascista de un
solo golpe. El aparato policial antipopular burgués-fascista fue roto en
pedazos y la milicia popular fue formada para aplastar la oposición de los
elementos fascistas y defender el levantamiento popular. El poder fue
arrebatado a la clase capitalista, la cual se unía alrededor de la monarquía y
que a su vez estaba estrechamente aliada con el imperialismo alemán. Este poder
pasó a manos de la alianza militante de obreros, campesinos, artesanos e
intelectuales unidos en el Frente de la Patria, el cual estaba bajo el
liderazgo de nuestro partido. El poder estatal radicalmente cambió de carácter:
el instrumento para la opresión y la explotación de las masas en interés de los
capitalistas fue desmontado, y un gobierno popular fue creado como instrumento
para la aniquilación del capitalismo y para la liberación gradual de los
trabajadores de la explotación de todo tipo.
Es totalmente cierto que la vieja máquina
estatal burguesa no fue destruida completamente con el levantamiento del 9 de
septiembre. Los comunistas eran todavía una minoría en el gabinete del gobierno
recién formado. Muchos puestos claves estaban todavía en las manos de
individuos que más tarde se destaparían como inestables y hostiles al régimen
popular. Fue nuestro partido sin embargo el que animó y llevo la dirección del
movimiento antifascista: en muchas localidades el poder estaba en realidad en
las manos de los comités del Frente de la Patria. Nuestro partido fue el que
tenía el ministerio del interior así como el recién creado instituto de
asistencia para comandantes del ejército. Esto iba en el interés del pueblo,
porque sólo nuestro partido podría organizar la supresión de la camarilla
monarco-fascista, asegurar el orden interno y orientar al ejército en su
participación en la guerra contra la Alemania de Hitler. El gran poder del
partido y la influencia en el pueblo, así como su posición en los comités de
Frente de la Patria, le permitieron asumir en la práctica un papel principal en
el gobierno y emprender una lucha acertada contra los reaccionarios fascistas y
sus títeres infiltrados dentro de las filas del Frente de la Patria.
De entre todos los elementos de la
sociedad que empezaron a emerger en medio de todos estos sucesos políticos, fue
la clase obrera la clase que realmente destacó. Las enormes masas que durante
mucho tiempo fueron oprimidas bajo la bota militar de la dictadura fascista,
empezaron a animarse en el ámbito de la actividad política, y bajo el liderazgo
del partido jugaron su papel propio en varios cuerpos administrativos. Un nuevo
tipo de gobierno democrático-popular fue creado y perfeccionado.
A pesar de que sus tareas inmediatas eran
de carácter democrático, el levantamiento del 9 septiembre, no podía sino
sacudir el propio sistema capitalista de nuestro país hasta sus cimientos,
trascendiendo los límites de la democracia burguesa.
Esto era entonces, la característica más
destacada del levantamiento del 9 de septiembre.
Uno no puede eliminar el fascismo,
conceder derechos democráticos a las masas trabajadoras, y pretender consolidar
y desarrollar estos derechos sin desafiar la propia regla interna del
capitalismo, ya que como hemos recalcado el fascismo no es más que la
despiadada dictadura terrorista del gran capital. La erradicación del fascismo
no se puede completar sin desafiar a los grandes capitales. Por tanto no se
pueden conceder derechos democráticos a los trabajadores si el gran capital
conserva todo su poder político y económico. El levantamiento del 9 de
septiembre entonces emprendió la tarea de solucionar los problemas de carácter
democrático junto con el gran problema nacional de nuestra participación en la
guerra para participar coherentemente en la destrucción final del hitlerismo,
pero no podía ignorar sin embargo otros problemas de gran envergadura como es
la dominación de la gran burguesía, por ello se preparó para dar los golpes más
profundos y serios posibles a ésta con el fin de lograr la abolición entera del
sistema capitalista y encarrilar la transición al socialismo.
La tarea primaria era de defender y
consolidar la victoria obtenida durante el 9 de septiembre. El partido tuvo que
alcanzar una posición clara sobre las condiciones en las cuales el
levantamiento fue realizado, sobre qué medidas imperativas debían ser tomadas,
y sobre el alcance posible de las tareas que inmediatamente podrían ser
realizadas dentro del país.
El levantamiento del 9 de septiembre fue
realizado mientras la guerra contra Alemania nazi todavía se estaba llevando a
cabo. El final victorioso de la guerra se tomó como prioridad sobre otras
tareas, y lo cierto es que gracias a los acontecimientos y nuestros esfuerzos
nada podría haber sido emprendido por parte de la reacción para impedir dicha
victoria. No debemos pasar por alto de esta importante circunstancia, ni
debemos olvidar al evaluar la actividad de nuestro partido durante este período
concreto del país, que después del 9 de septiembre hasta el final de la guerra
y la firma del tratado de paz, nuestro país, como ex satélite de la Alemania
nazi, tuvo que estar bajo la supervisión de una comisión de control, en la cual
dominaban británicos y estadounidenses siendo pues representantes antagónicos
al régimen popular. De otra parte, mirando por el interés de su existencia
nacional y en la defensa de su libertad, Bulgaria tuvo que unirse a la guerra
contra la Alemania nazi bajo el manto y mando de la Unión Soviética.
Por entonces imperaba una sobrestimación
de la situación internacional y nacional. Aquellas cuestiones sólo podrían
abordarse cuando se alcanzara una madurez y se mantuviera la sangre fría
suficiente para no caer en la quema de etapas, pudiendo entonces desarrollar
correctamente y al tiempo que imperaba la realidad, la lucha que demandaba la
clase obrera y demás clases trabajadoras contra el capitalismo. En cuanto a
esto, nuestro partido era totalmente consciente de su responsabilidad histórica
ante la clase obrera y toda la gente trabajadora; se hacía cargo de ella.
Con el 9 de septiembre también, nuestro
partido se esforzó en hacer todo lo posible para reunir a las fuerzas
democráticas y patrióticas de la nación entera en nombre de la destrucción
final de la camarilla monarco-fascista, movilizando para dicha labor todos los
recursos materiales y morales de todo el país, lucha que se unía, como no podía
ser de otra forma, con la lucha común de todos los pueblos que anhelaban la
libertad y que por ello se arroparon bajo el liderazgo de la Unión Soviética en
dicha guerra antifascista. Nuestro partido realizó esta esencial tarea
satisfactoriamente. Bulgaria contribuyó con lo mejor de sus capacidades a la
liberación de los Balcanes de los invasores hitlerianos y a su derrota final.
«Todo para el Frente de la Patria, todo para la victoria en la guerra contra la
Alemania hitleriana», ese era el lema supremo del partido, del Frente de la
Patria y de toda la nación durante este período. Todas las otras cuestiones
fueron subordinadas a esta tan fundamental. El partido luchó contra cada
modificación de esta táctica que se saliera de los esquemas de este lema. Nuestro
gran partido se opuso a las desviaciones izquierdistas de sus propias filas,
pues la impaciencia de camaradas individuales, les hacía pensar que nosotros
inmediatamente debíamos tomar el poder y ejecutar la transformación de la
sociedad socialista.
Nuestra política como decimos fue la de
intentar lograr la mayor unificación posible de todos los miembros de la nación
en todo el Frente antifascista, por ello se debía incluir a las fuerzas
democráticas y patrióticas, y en esta etapa inicial por lo tanto se debía
incluir incluso a los elementos de la burguesía antialemana, todo sumaba y
debía sumar para la destrucción total de la camarilla fascista pues de otro
modo no podríamos avanzar en las tareas ya no socialistas sino democráticas,
toda ayuda era poca, por entonces la participación victoriosa en la guerra, la
defensa y el resguardo de nuestra independencia nacional, de su integridad
territorial y de la soberanía estatal, era la única política correcta. Su
realización era una condición previa y la garantía de la preservación para el
remoto y futuro desarrollo de los logros históricos del levantamiento del 9 de
septiembre. Esto permitió al partido permanecer cerca de las masas, reforzar
sus posiciones y aislar a los enemigos del levantamiento popular y así
aumentar, como decimos, la autoridad entre el pueblo. El Comité Central
de nuestro partido completó esta política firme y categóricamente.
A las mujeres se les concedió la justa
igualdad y se les dio todas las facilidades para que participaran activamente
en la vida pública. Amplias perspectivas se abrieron para la juventud. También
se concedieron derechos de plena igualdad a las minorías nacionales y se
fomentó su introducción en el aparato estatal. Una ley sobre la tierra [6] fue aprobada, y
la propiedad se limitó a doscientos decares –excepto en la región de Dobrudja
donde el límite era de trescientos decares–. Otra ley aseguró la confiscación
de toda la riqueza que fuera ilegalmente adquirida. También se tomaron medidas
para asegurar el carácter popular del ejército. La introducción de la
institución de ayudantes de comandantes fue introducida en el ejército por
medio de promocionar a los probados luchadores contra el fascismo.
El aparato estatal entero fue
revisado y puesto bajo una base nueva y popular. Los derechos democráticos y
los derechos de las amplias masas fueron consolidados. Estos y cambios similares
encontraron su expresión y confirmación en la abolición de la monarquía y la
proclamación de la República Popular.
Sobre el frente económico todos los
esfuerzos fueron concentrados en la rehabilitación de la economía devastada por
la guerra nacional, la cual fue destruida sin piedad por los alemanes, siendo
este sufrimiento alargado por dos sequías consecutivas. El tiempo no incitaba a
cambios económicos pues faltaban la madurez y la planificación para ejecutar
estos. La guerra estaba todavía en curso y el inestable estado internacional
todavía de Bulgaria, con la presencia de la comisión de control aliada en
Sofía, hizo imposible que se pudiera producir un asalto inmediato en la base
económica contra la reacción capitalista. Los grandes latifundios, bancos y
sociedades mercantiles permanecieron en las manos de los capitalistas privados.
Es cierto que los capitalistas ya no eran
dueños absolutos de sus empresas y capitales. El control público se instituyó
poco a poco. El papel de los sindicatos creció inmensamente. Pero por mucho que
el dominio de los capitalistas fuera limitado, al seguir siendo los
propietarios de las empresas ellos explotaban este incontestable hecho con el
fin de impedir por todos los medios, el desarrollo de la producción y de las medidas
gubernamentales. Al tener la posesión de una base económica, fueron capaces de
ejercer una cierta presión sobre el régimen popular. Todavía habría que librar
una dura lucha para eliminar por completo a los elementos capitalistas de sus
posiciones políticas y económicas.
El golpe del 9 de septiembre contra los
enemigos de pueblo representados por la camarilla fascista fue tan poderoso que
durante un cierto tiempo la burguesía capitalista se arrastró y retiró a
esperar mejores días. Sin embargo, esto no significó que ellos hubieran
abandonado su intención de cambiar las tornas en un futuro próximo.
Con su base económica que todavía no
había sido eliminada y apoyado por círculos reaccionarios estadounidenses y
británicos, nuestra burguesía capitalista pronto intentó traducir estas esperanzas
e intenciones en realidad. Ellos tenían sus propios agentes dentro del Frente
de la Patria, ya que los reaccionarios elementos derechistas se habían ocultado
en algunos partidos de Frente de la Patria. No estando preparado aún para
comenzar una lucha abierta contra el régimen popular, se aprovecharon de estos
elementos reaccionarios, los cuales poco después del 9 de septiembre comenzaron
a emprender una lucha feroz contra el partido comunista y a desafiar su papel principal;
esforzándose en trabar nuestra economía, dificultando realizar las medidas de
gobierno, desacreditando al partido, debilitando al Frente de la Patria y
preparando el terreno para una futura restauración de sus privilegios.
Nuestro partido tuvo que organizar una
defensa estoica entre el pueblo trabajador para poder resistir contra los
esfuerzos concertados y crecientes de la reacción local e internacional las
cuales pretendían derribar los logros conseguidos el 9 de septiembre. Tuvo que
estar muy vigilante y mostrar sus grandes poderes de maniobra, tacto y
determinación para surgir como el vencedor en esta lucha de resistencia.
Nuestro partido, bajo el liderazgo del Comité Central, realizó esta tarea
decisiva con honor. Esto termino de señalar a nuestro partido durante aquel
período como el líder del Frente de la Patria, de los obreros y de la gente
trabajadora en general.
La clase obrera búlgara y las demás
clases amigas recuerdan con que energía y determinación nuestro humilde partido
los llamó a las calles contra el notorio «cuarto decreto» [7] de Damian
Velchev [8], por el cual los elementos reaccionarios en el interior del
gobierno del Frente de la Patria quisieron salvar de la ira de la gente a sus
antiguos verdugos que se habían ocultado en el ejército, y usarlos –claro
estaba– en un tiempo próximo como unidades de choque contra la voluntad popular
y su gobierno. Al mismo tiempo nuestro partido desenmascaró al impostor «líder»
de la Unión Agraria, el notorio agente extranjero Georgi Mihov Dimitrov [9], al cual los círculos reaccionarios anglo-estadounidenses
mantenían como soporte en la lucha contra nuestro régimen popular.
Georgi Mihov Dimitrov intentó organizar
los elementos reaccionarios de la derecha dentro del Frente de la Patria bajo
un bloque anticomunista. Estos elementos trataron de suprimir los comités del
Frente de la Patria, fingiendo que estos ya se habían hecho anticuados al
terminar la guerra, del mismo modo intentaba transformar el Frente de la Patria
en una coalición de interpartidos ordinaria, y se oponía a la participación de
Bulgaria en la guerra antifascista junto y bajo el liderazgo del ejército
soviético. Ellos realizaron una insidiosa propaganda contra la milicia popular
y los tribunales populares, mediante teorizaciones predicó el derrotismo y
organizó también ese derrotismo mediante actividades en la práctica.
Nuestro partido tuvo éxito en la
exposición de las intenciones de dichas demandas de Georgi Mihov Dimitrov y sus
amigos políticos a los ojos de las amplias masas, desnudándolos como enemigos
declarados del pueblo, en este trabajo aisló y rompió los contacto de dicha
fracción reaccionaria a través de buscar las alianzas con las fuerzas más
cercanas y sanas del Frente de la Patria, en este caso sobre todo dentro de la
propia Unión Agraria. El infame doctor Gemeto, pronto se hizo un general
sin un ejército, y un ser despreciado y rechazado por las amplias masas
populares, se ocultó en la legación estadounidense en Sofía y escapó
ignominiosamente a los Estados Unidos.
El debut sin éxito y a la postre absoluto
fracaso de Gemeto, como el principal agente del imperialismo estadounidense y
británico en Bulgaria, obligó a estos a buscar otras herramientas. Con el cese
de las hostilidades, o sea con el final de la guerra, la presión de los
círculos reaccionarios británicos y estadounidenses en nuestro país aumentó.
Bajo sus órdenes directas, Nikola Petkov [10] y
Grigor Chesmedjiev [11] más
sus seguidores, se separaron del Frente de la Patria y formaron una agencia de
oposición antipopular, de la que se veía a kilómetros la perniciosa mano de su
amo: el imperialismo estadounidense.
El todavía estado inestable
internacional de nuestro país, la intervención abierta de imperialistas
anglo-estadounidense en nuestros asuntos interiores –el aplazamiento de las
elecciones previstas hacia el 26 de agosto de 1945–, el considerable desastre
económico existente, y otras dificultades debido a la destrucción del pillaje
alemán y demás estragos de guerra, creó condiciones favorables para que los
líderes de la oposición pudieran comenzar la actividad subversiva que tenía
como intención desintegrar el Frente de la Patria, el poder popular y a nuestro
partido.
Sin embargo, la oposición antipopular
sufrió un gran fiasco. El boicot de las elecciones para la XXVII asamblea
nacional ordinaria se mostró como un fracaso. Ya que en las subsecuentes
elecciones del 27 de octubre de 1946 para la gran asamblea nacional, el Frente
de la Patria consiguió una victoria brillante, persuadiendo y alcanzado entre
los electores el 70 por ciento de los votos; pese a todo el chantaje, las
amenazas de intervención extranjera, demagogia, propaganda anticomunista y la
propia distorsión del programa de Frente de la Patria de parte de la oposición
durante la campaña electoral. Tan solo nuestro partido consiguió más del 50 por
ciento de los votos y una mayoría clara en la gran asamblea nacional, lo que
evidencia la inmensidad de nuestra victoria.
A pesar de la resistencia activa de la
oposición, el 5 de junio de 1947 se estableció un tratado de paz y
reconocimiento de nuestro gobierno con los Estados Unidos, de igual forma
sucedería con Gran Bretaña. El amplio trabajo educativo realizado por el
partido y el Frente de la Patria entre los campesinos y demás ciudadanos temporalmente
engañados por la oposición, logro aislar completamente a la oposición
antipopular. Rechazados por el pueblo, los líderes de la oposición comenzaron a
incubar argumentos para el derrocamiento violento de la autoridad popular con
la ayuda de la intervención extranjera, lo que más tarde causó la caída del ala
pseudoagraria del partido de Nikola Petkov.
Bajo el liderazgo de nuestro partido varia
tramas reaccionarios fueron destapadas y liquidadas. El mismo destino sufrió la
conspiración del grupo de Damian Velchev. El ejército fue purgado de oficiales
reaccionarios como éste.
Nuestro partido cargo a sus espaldas la
lucha contra la oposición reaccionaria hasta el final, en esta lucha contó con
la mayor unificación posible de todas las sanas fuerzas democráticas y
patrióticas bajo la bandera del Frente de la Patria. Esto expuso completamente
la traición nacional de los líderes de oposición que actuaban en interés de las
potencias extranjeras y que operaban como agentes a sus órdenes. Esto sin duda
fue la manifestación de una lucha de clases aguda. Los enemigos de la clase
obrera eran también los enemigos de nuestra nación. Al mismo tiempo, el partido
hizo todo lo posible para consolidar las posiciones de la clase obrera,
reforzar la alianza entre obreros y campesinos y cerrar las filas del Frente de
la Patria. Basó su actividad sobre la idea que de ahí en adelante, tendría que
liderar a un gran y creciente ejército político democrático en el Frente de la
Patria, haciendo lo apropiado según las fuerzas disponibles y las posibilidades
de todas sus varias secciones para acrecentar el desarrollo democrático del
país. El partido se dio cuenta que algunos grupos asilados e individuos
particulares, vacilaban y eran partidarios del Frente de la Patria pero de
forma inconsciente, esto suponía que estos elementos se quedaran dormidos
dentro de ese «ejército político», y que dependiendo del carácter de las tareas
con que en adelante se tendrían que lidiar, era normal que estos elementos se
quedaran fuera del Frente de la Patria. Se entiende que dentro de este
«ejército político» una lucha constante tenía que librarse contra los agentes
del fascismo y la reacción capitalista. Se sabía también que bajo el proceso de
trabajo y lucha común bajo el liderazgo del partido comunista, las diferentes
secciones de este «ejército político» se acercarían y finalmente serían
solventadas, el Frente de la Patria se haría más sólido y la autoridad y el
papel dominante de nuestro partido dentro de él, seguiría creciendo a pasos
agigantados.
La política de nuestro partido para
lograr la mayor unificación posible de todas las fuerzas democráticas y
patrióticas bajo la bandera del Frente de la Patria indudablemente consolidó
las posiciones de la clase obrera, condujo a nuestra completa victoria, a la
victoria del pueblo trabajador sobre la reacción, y al aseguramiento de
realizar el programa diseñado para el país.
El papel dominante de la clase obrera fue
expresado claramente en la composición del nuevo gobierno del Frente de la
Patria, el cual fue formado después de las elecciones a la gran asamblea
nacional de 1946. Las posiciones claves fueron ocupadas por miembros del Partido
Obrero (comunista) Búlgaro y los líderes del Frente de la Patria.
El Frente de la Patria también fue
consolidado. Sus elementos derechistas fueron eliminados –hablamos de ejemplos
como Damian Velchev, Vassil Yuroukov [12] y similares–. Nuestro aliado
principal, la Unión Agraria, bajo el liderazgo de sus probados líderes
partidarios del Frente de la Patria, arrancaron la vacilación de su liderazgo y
expulsaron de sus filas a los elementos hipócritas y abiertamente se declararon
a favor de una alianza militante entre campesinos y obreros bajo el liderazgo
de clase obrera, también ayudaron notablemente a la construcción socialista y a
la transformación socialista de agricultura sobre la base de las granjas
cooperativas y a una política constante de limitar y posteriormente liquidar a
los explotadores como los kulaks en los pueblos. Con ello la confianza mutua y
la comprensión mutua entre los partidos del Frente de la Patria aumentaron.
La ofensiva de la reacción local e
internacional fue golpeada violentamente. La lucha terminó con la victoria de
la clase obrera frente a los explotadores. Una fase sumamente importante de la
difícil lucha de nuestro partido y el Frente de la Patria para la defensa
acertada de los logros históricos del 9 de septiembre, el levantamiento llegó a
buen puerto.
En este contexto debe ser acentuado que
si el asalto de la reacción local e internacional durante aquel período no
asumió la forma de acción abierta armada, esto es debido a las medidas
resueltas del gobierno popular, a la vigilancia y la energía de nuestro
partido, y también en menor grado a la presencia sobre nuestro suelo de las
unidades del ejército soviético de liberación –hasta febrero de 1947–, que por
sí mismo prácticamente paralizó a la reacción con un miedo atroz.
Sentar las bases del socialismo en
Bulgaria
La victoria popular bajo la dirección de
nuestro partido sobre la tentativa de la reacción capitalista de restaurar su
poder creó las condiciones para apresurarse en el desarrollo político y económico
de nuestro país, continuando así las transformaciones básicas y realizando las
tareas constructivas de nuestro régimen popular.
En las condiciones creadas por las
elecciones a la gran asamblea nacional y con la formación de un gobierno bajo
la dirección directa del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, no se podía
alcanzar un mayor desarrollo de las fuerzas productivas, de la economía
nacional o del bienestar de los trabajadores, sin la liquidación radical de la
base económica de la clase capitalista. En Bulgaria se volvió a confirmar
mediante la propia experiencia la tesis de Lenin y Stalin sobre la
descomposición del capitalismo. Éste sistema –la democracia burguesa
capitalista– cuando ve peligrar su propia existencia, de su misma crisis
inherente e insoluble da a luz al fascismo, de ello podemos extraer que ningún
cambio democrático serio y permanente es posibles bajo éste, y por lo tanto
ningún progreso es factible sin atacar las bases mismas del sistema
capitalista, sin tomar medidas en la dirección del socialismo. En la tarea de
superar dicha barrea nuestro país fue enormemente aliviado por la ayuda
fraternal recibida de un Estado socialista fuerte –la Unión Soviética–.
El camino fue abierto para un
desdoblamiento completo de las tareas constructivas del gobierno popular, para
efectuar los cambios revolucionarios de nuestra economía nacional, para
la eliminación de la base económica de la reacción capitalista, para la
transición del capitalismo al socialismo; tareas y fines concretos que desde
luego no pueden ser comprendidos sin emprender una lucha de clases inflexible
contra los elementos capitalistas.
En esta situación, el partido tenía que
formular nuevas tareas con el fin de armar a sus propios cuadros tanto en el
partido, como en el Frente de la Patria, mediante una clara perspectiva. Hubo,
sin embargo, un cierto retraso. Después de que las principales tareas del
período anterior fueran en su mayor parte resueltas, el partido en general y
equivocadamente, continuó guiándose por sus viejas consignas. Hemos permitido
un cierto retraso en la destrucción de la oposición reaccionaria. Hemos
continuado hablando de modo erróneo de la posibilidad de coordinar los
intereses de los empresarios y comerciantes privados con los intereses
generales del Estado en un momento en que toda la situación ya permitía tomar
medidas radicales para la eliminación de la ley de los capitalistas en la economía
nacional, cuando efectivamente se habían abierto los cauces necesarios para
llevar a cabo las bases del socialismo en toda su esencia. Esto no se podía
permitir.
Pero por suerte nunca hemos perdido la
pista de la perspectiva general de nuestro desarrollo hacia el socialismo.
Nosotros claramente siempre comprendíamos que la destrucción del fascismo y la
realización de muchas reformas –como las que contaban por ejemplo en el
programa del Frente de la Patria durante el 17 de julio de 1942– tenían que estar
atadas también al de levantar nuestro objetivo último –el socialismo y en
última instancia, el comunismo–. Hemos dicho una y otra vez que el prisma de
nuestro partido como la vanguardia de la clase obrera, era la realización
completa del programa de Frente de la Patria, pues éste creaba las condiciones
necesarias para avanzar al socialismo. Nosotros siempre hemos recalcado que no
había ninguna contradicción entre nuestra política dentro del Frente de la
Patria y su lucha para unir a todas las fuerzas democráticas y progresistas
bajo el Frente de la Patria para la realización de su programa; de un lado, y
la lucha por el socialismo; por el otro. Pero en aquel tiempo la transición al
socialismo todavía nos parecía una cuestión para el futuro relativamente
distante, y la situación local e internacional no nos parecía propicia para
tales medidas radicales.
Mientras tanto, el programa de Frente de
la Patria, que como tal había sido proclamado en 1942 y especificado después
del 9 de septiembre de 1944, en la declaración del primer gobierno del Frente
de la Patria, para finales de 1946 ya en su mayoría se había realizado. Es más,
con la proclamación de la República Popular y la elaboración del plan de «dos
años», nosotros ya habíamos rebasado el primer programa del Frente de la
Patria. El desarrollo del proceso revolucionario comenzado sobre el 9 de
septiembre hizo que fuera indispensable tomar medidas decisivas para la
liquidación de la gran propiedad capitalista privada y comenzar una política
constante de golpear y aislar a los elementos kulaks en el campo, del mismo
modo radical se debía revisar el aparato estatal y formular un nuevo programa
para el Frente de la Patria con las perspectivas claramente formuladas hacia el
socialismo, para una reconstrucción correspondiente del Frente de la Patria,
para una próxima consolidación del papel dominante del Partido Obrero
(comunista) Búlgaro dentro de éste.
Este retraso en el ritmo de la evolución
económica y política de nuestro país demuestra que nuestro partido subestimó
temporalmente sus propias fuerzas: las de la clase obrera y las demás clases
trabajadoras, y sobreestimó equivocadamente las fuerzas de la reacción. Como el
XVIº Pleno del Comité Central declaró:
«Nuestro
partido careció de la claridad necesaria en cuanto a las perspectivas y el paso
de nuestro movimiento hacia el socialismo». (5) (Georgi Dimitrov, XVIº Pleno del Comité Central, julio
de 1948)
El partido no fue capaz de armarse en un
análisis marxista-leninista en cuanto a analizar el 9 de septiembre como punto
decisivo y de las posibilidades consiguientes que abría, fallando en comprender
el momento adecuado de las etapas de nuestro desarrollo. Afortunadamente sin
embargo, el partido, aunque con un cierto retraso y con un examen teórico
insuficiente de los problemas, hizo méritos para saber manejar todo esto
y tomó medidas para asegurar la solución de las nuevas tareas asignadas
por las nuevas condiciones contemporáneas.
Este ejemplo confirma una vez más la
vieja verdad de que es más fácil de aprender de memoria los principios del
marxismo-leninismo que aplicarlos en la práctica como una guía para la acción,
correcta y en el tiempo exacto, en todas las etapas del desarrollo social. Para
el dominio de este arte, los líderes del partido, tanto superiores como de
menor rango, deben trabajar sin descanso y aplicar un estudio diligente, para
que a la hora de tomar medidas el partido no se quede atrás y ni
se adelante demasiado.
Nunca olvidaremos la inestimable y
oportuna ayuda que recibimos del gran Partido Comunista (bolchevique) de
la Unión Soviética y en particular de Stalin personalmente; por los
consejos y las explicaciones sobre los asuntos de la política de nuestro
partido que actúa como fuerza principal de la democracia popular. Esto es algo
que nos permitió rápidamente corregir estos y otros errores.
A mediados del año pasado –o sea en
1947–, bajo el liderazgo de nuestro partido, una serie de medidas
trascendentales y fundamentales fueron realizadas para consolidar completamente
la democracia popular y preparar el terreno para poner las bases
económicas de socialismo en Bulgaria. La nueva constitución de la Republica
Popular fue adoptada, ésta legalmente consolidó los logros históricos del
levantamiento del 9 de septiembre y del gobierno de democracia popular, lo que
abría entonces las perspectivas próximas para el socialismo.
Sobre la iniciativa y bajo el liderazgo
de nuestro partido, industria, bancos privados, comercio exterior, el comercio
local al por mayor, la gran propiedad urbana y bosques fueron socializados,
mientras que la maquinaria de granja e instrumentos fueron comprados en grandes
cantidades para la agricultura. La mayor parte de los medios de producción
han pasado a ser propiedad pública.
La nacionalización de industria es la
medida revolucionaria más importante de nuestra economía. Esto consolidó
nuestro desarrollo planificado hacia el socialismo. En la industria, el
crédito, el transporte y el sector público han venido a ocupar una posición
casi monopolística. Lo mismo en el comercio exterior y el comercio al por mayor
local. En nuestro comercio local de venta al público el sector público ya pesa
más que el sector privado. En la agricultura y la artesanía el sector público
ha cultivado firmes raíces que se van haciéndose cada vez más fuertes por la
creación de más de 70 estaciones de máquinas de tractores, de más de 1.000
cooperativas que cultivan la tierra con aproximadamente 300.000 hectáreas de
tierra arable, hay también desarrolladas granjas estatales con casi 100.000
hectáreas de tierra, de nuevas cooperativas de artesanos y una rápida subida
del movimiento cooperativo en las ciudades y el campo.
De la mano con estos cambios radicales y
conforme a nuestra constitución y la del pueblo, nuestro aparato estatal fue a
fondo revisado y, a pesar de algunos defectos, éste sigue mejorándose como un
aparato de democracia popular.
Nuestro partido tomó la iniciativa y,
como ya se sabe, reorganizamos el Frente de la Patria bajo nuestra guía,
transformándolo en una organización política unificada con sus propias reglas y
con un programa revisado que formula las nuevas tareas de transformar al país
con miras hacía lograr el socialismo. Así, como consecuencia del trabajo firme
del partido, los elementos de coalición del Frente de la Patria fueron
completamente abolidos. Este frente ahora se ha convertido una organización que
reúne la alianza militante entre obreros y campesinos bajo el liderazgo
generalmente aceptado de la clase obrera encabezada por nuestro partido. Todos
los partidos y organizaciones públicas que componen el Frente de la Patria
reconocen hoy la necesidad de construir el socialismo.
El IIº Congreso del Frente de la Patria
de febrero de 1948 marcó una etapa muy importante para su posterior desarrollo.
Los elementos hostiles, vacilantes e inestables que se habían infiltrado en el
Frente de la Patria con el objetivo de disgregarlo, objetivo que realizaban
mediante la labor de zapa desde dentro, fueron expulsados como dijimos. El
Frente de la Patria sólo podía obtener beneficios de esto. En su lugar,
después IIº Congreso del Frente de la Patria de febrero de 1948, nuevas
fuerzas irrigaron al frente a partir de las filas de las
clases trabajadoras, así como de sus organizaciones de masas. El Frente de
la Patria como organización política de masas confirma la alianza
militante de las clases trabajadoras de ciudad y campo bajo el liderazgo de la
clase obrera, es por ello que ahora está más fuerte y más unido que nunca.
Hoy el Frente de la Patria incorpora una
unidad moral y política cada vez mayor, algo que parte de las clases trabajadoras
de nuestro país, esta unidad es la condición básica para llevar a un final
acertado la lucha contra los elementos capitalistas y cumplir la edificación de
las bases del socialismo.
La transformación del Frente de la Patria
en una organización política unificada con un programa común, el del
socialismo, con una estricta disciplina y con el reconocido rol del Partido
Obrero (comunista) Búlgaro, es indudablemente un gran logro. Es por esta
razón que condenamos toda la subestimación de su importancia y papel con las
masas. Era y sigue siendo de vital necesidad de nuestro país. No podemos dejar
de llamar a cuentas a los comunistas cuya actitud desdeñosa hacia el Frente de
la Patria lleva agua al molino de nuestros enemigos de clase que están
interesados principalmente en desacreditarlo.
Ni que decir tiene que en el marco del
Frente de la Patria, algunas de las partes componentes de éste pueden preferir
fusionarse o suspender su existencia como organización independiente, cuando lo
consideren oportuno y útil. Pero eso es asunto suyo.
Estas profundas transformaciones y la
cambiada correlación de clases y fuerzas políticas en nuestro país, junto con
el apoyo activo de la Unión Soviética, prepararon el terreno para la edificación
de las bases del socialismo en nuestro país como una tarea urgente, vital y
práctica. Esta es ahora la política general de nuestro partido, que a la cabeza
de la clase obrera, y estrechamente aliado al campesinado realizará esta
correcta política firmemente y resueltamente, con plena confianza en su
victoria y a pesar todas las dificultades internas y sobre todo externas.
Anotaciones
de Georgi Dimitrov:
[6] El Derecho sobre la posesión de tierra,
adoptado por la Asamblea nacional el 12 de marzo de 1946, determinó el tamaño
máximo de una granja: 20 hectáreas –exceptuando el sur de la región de
Dobroudja con 30– para campesinos, y de 3 a 5 hectáreas para los no
campesinos. La tierra de criminales de guerra y enemigos populares fue
confiscada. La mayor parte de ella, 211.000 hectáreas, fueron distribuidas
entre 128.000 campesinos sin tierra o campesinos pobres –a promedio de una
hectárea por familia–. La ley animó a los campesinos a unirse en cooperativas
de productores agrícolas.
[7] El «cuarto decreto» fue publicado el 23
de noviembre de 1944 por un grupo de reaccionarios miembros del gobierno de
Frente de la Patria, encabezado por Damyan Velchev y Nikola Petkov a espaldas
de los ministros comunistas. Su objetivo era salvar a los oficiales fascistas
que habían cometido crímenes contra el pueblo de un justo castigo,
ofreciéndoles la oportunidad de ir al frente y unirse a las fuerzas armadas de
modo que ellos pudieran así redimir su culpa. En caso de que ellos fueran
heridos o se les concediera una medalla, estas personas serían eximidas de su
anterior responsabilidad. Esta cuestión sería resuelta, según el decreto, por
el ministro de guerra, Damyan Velthev. El Partido Comunista Búlgaro se opuso
firmemente a este decreto. El 4 de diciembre de 1944, su Politburó indicó en
una declaración que el «cuarto decreto» era contrario al programa de Frente de
la Patria y exigió su supresión inmediata. En respuesta a su petición, en todo
el país hubo reuniones nacionales y demostraciones de fuerza que fueron
sostenidas por los trabajadores, en apoyo a la demanda del partido. Bajo la
presión de las masas, forzaron a los ministros reaccionarios a capitular; sobre
el 7 de diciembre de 1944 el «cuarto decreto» fue anulado.
[8] Damyan Velchev, fue un general y político
reaccionario, uno de los líderes del ala derecha en el círculo político Zveno,
un participante activo durante el golpe del 9 de junio de 1923 y también del
golpe de Estado fascista de 1934. Entre 1944 y 1946 fue miembro del primer
gobierno del Frente de la Patria como ministro de guerra, pero a consecuencia
de sus actividades antipopulares se le obligó a desocupar su puesto
ministerial. Más tarde Damyan Velchev fue designado ministro plenipotenciario
en Berna. Posteriormente rechazó volver a Bulgaria.
[9] Georgi Mihov Dimitrov, fue un político
reaccionario y uno de los líderes del ala derecha de la Unión Agraria en el
período anterior a la guerra. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial
emigró. Después de la liberación de Bulgaria, Georgi Mihov Dimitrov volvió a
Bulgaria y, habiendo logrado la toma de la secretaria general de la Unión
Agraria, desarrolló una actividad hostil al gobierno popular. Levantó la
consigna demagógica de: «paz, pan y libertad» en ese momento, con la intención
de poner fin a la guerra contra la Alemania nazi y dar rienda suelta a los
fascistas y reaccionarios. A través de sus agentes Georgi Mihov Dimitrov,
comenzó a propagar la consigna de la necesidad de un gobierno homogéneo de su
partido, estableciendo un gobierno que dejara fuera a nuestro partido. Bajo la
presión de las grandes masas de los miembros de los sindicatos agrarios que
querían reforzar sus vínculos con el Frente de la Patria y purgar a la Unión
Agraria de todos los elementos reaccionarios, en enero de 1945 Georgi Mihov
Dimitrov se vio obligado a abandonar el puesto de secretario general y en mayo
de 1945 en la Conferencia de la Unión Agraria fue expulsado de sus propias
filas. Sin embargo, continuó su actividad subversiva contra el gobierno
popular, como resultado de lo cual fue puesto bajo arresto domiciliario. Logró
escapar y se escondió en la casa del Sr. Barnes, el representante político de
Estados Unidos en Bulgaria. En septiembre de 1945, Georgi Mihov Dimitrov dejó
Bulgaria. Fuera del país encabezó la actividad hostil de los reaccionarios
emigrantes contra la República Popular de Bulgaria.
[10] Nikola Petkov, fue un político
reaccionario, también miembro de la Unión Agraria. Entre 1943 1945, como uno de
los representantes de la Unión Agraria, era miembro del consejo nacional del
Frente de la Patria. Después de la liberación de Bulgaria se convirtió en
ministro sin cartera en el primer gobierno de Frente de la Patria –de 1944 y
1945–; pero pronto comenzó una lucha insidiosa contra las empresas democráticas
del gobierno popular. Entre 1945 y 1947 encabezó la conocida ala derecha de la
Unión Búlgara Agraria, que junto con el ala derecha del Partido Socialdemócrata
se separaron del Frente de la Patria para formar la oposición antipopular opuesta
al Frente de la Patria. Por su actividad contra el gobierno popular y por haber
conspirado mediante un derrocamiento violento contra éste, Nikola Petkov fue
condenado a muerte en 1947.
[11] Grigor Cheshmedjiev, fue un militante reaccionario del búlgaro Partido Socialdemócrata. Entre 1944 y 1945 fue ministro de asistencia social, fue miembro del primer gobierno del Frente de la Patria –de 1944 y 1945–. En 1945, encabezó a un grupo de socialdemócratas del ala derecha que dejaron el Frente de la Patria y el Partido Socialdemócrata, formando un partido socialdemócrata propio, y que aliado a la nueva asociación de Nikola Petkov, acabó derivando en actividades hostiles contra la República Popular.
[12] Vassil Yuroukov, partidario de Vassil Yuroukov, líder del ala derecha en el círculo político de Zveno.
[12] Vassil Yuroukov, partidario de Vassil Yuroukov, líder del ala derecha en el círculo político de Zveno.
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