El segundo capítulo del Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro de Georgi Dimitrov de 1948, comenta brevemente la cuestión de la lucha durante la Segunda Guerra Mundial aplicando las tácticas antifascistas, que desembocaron en el levantamiento del 9 de septiembre de 1944, que dio el poder al Frente de la Patria, dirigido por el Partido Obrero (Comunista) Búlgaro. Pero se centra más en el periodo posterior al levantamiento, y las perspectivas que se abrían en Bulgaria con la destrucción de la camarilla monarco-fascista y la toma de poder popular del frente popular antifascista conocido con el nombre del Frente de la Patria. Ya en los años 30, analizando la cuestión de la lucha antifascista y la toma de poder, Dimitrov auguró la posibilidad tanto de que los comunistas pudieran tomar el poder en solitario –como pasó en Albania– como que en la lucha por derribar el fascismo se diera un gobierno no plenamente comunista, sino en alianza todavía con otras organizaciones antifascistas –como pasó en Bulgaria– :
«Yo quería prevenirlos contra toda una tendencia a la simplificación y al esquematismo en este asunto. La vida es más compleja que cualquier esquema. Sería falso, por ejemplo, presentar la cosa como si el gobierno del frente único fuese una etapa obligatoria en la senda hacia la instauración de la dictadura del proletariado. Sería tan falso, como lo era antes presentar las cosas como si en los países fascistas no hubiese ninguna etapa intermedia y la dictadura del fascista tuviese que ser obligatoriamente y directamente sustituida por la dictadura del proletariado». (Georgi Dimitrov; Por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; discurso de resumen ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 13 de agosto de 1935)
Para que diera el primer caso, el de un gobierno basado en la alianza con otras fuerzas antifascistas, el partido comunista debía analizar que se dieran unas condiciones mínimas para otorgar su apoyo y participación en tal gobierno:
«¿Qué sería este gobierno? ¿Y en qué situación pudiera ser posible? Es, ante todo, un gobierno de lucha contra el fascismo y la reacción. Debe ser un gobierno formado como consecuencia del movimiento de frente único y que no limite de ninguna manera la actividad del partido comunista y de las organizaciones de masas de la clase obrera, sino, al contrario, que tome enérgicas disposiciones dirigidas contra los magnates financieros contrarrevolucionarios y sus agentes fascistas. (...) ¿Bajo qué condiciones objetivas será posible la formación de un tal gobierno? A esta pregunta puede contestarse de un modo muy general: bajo las condiciones de una crisis política, en que las clases dominantes ya no están en condiciones de acabar con el potente ascenso del movimiento antifascista de masas. Pero esto es sólo una perspectiva general, sin la cual apenas será posible, en la práctica, la formación de un gobierno del frente único. Solamente en presencia de determinadas premisas especiales, puede ponerse al orden del día el problema de la formación de este gobierno como tarea políticamente necesaria. Me parece que en este sentido merecen la mayor atención las siguientes premisas: Primero. Cuando el aparato estatal de la burguesía esté ya lo bastante desorganizado y paralizado para que la burguesía no pueda impedir la formación de un gobierno de lucha contra la reacción y el fascismo. Segundo. Cuando las más extensas masas trabajadoras y en particular los sindicatos de masas se levanten impetuosamente contra el fascismo y la reacción, pero no estén todavía preparados para lanzarse a la insurrección con el fin de luchar bajo la dirección del partido comunista por la conquista del poder soviético. Tercero. Cuando el proceso de diferenciación y radicalización en las filas de la socialdemocracia y de los demás partidos que participan en el frente único, haya conducido a que una parte considerable dentro de ellas exija medidas implacables contra los fascistas y demás reaccionarios, luche del brazo de los comunistas contra el fascismo y se manifieste abiertamente contra el sector reaccionario y hostil al comunismo de su propio partido». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
Hablando, de los viejos debates de la Komintern, y de errores de derecha e izquierda, el búlgaro remarcó en 1935, unas exigencias para el gobierno del frente popular antifascista que serían luego aplicadas en Bulgaria en 1944:
«¡Camaradas! Nosotros exigimos de todo gobierno del frente único una política completamente distinta. Le exigimos que lleve a cabo determinadas reivindicaciones cardinales revolucionarias, congruentes con la situación, como, por ejemplo, el control de la producción, el control sobre los bancos, la disolución de la policía, su sustitución por una milicia obrera armada, etc». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
Pese a estos avances, que pueden resolver tareas pendientes en el país, de carácter antifascista, antifeudal, anticolonial, etc. Como buen marxista-leninista, Dimitrov recordaba:
«Les decimos francamente a las masas: este gobierno no traerá la salvación definitiva. Este gobierno no está en condiciones de derrocar la dominación de clase de los explotadores y, por esta razón, no puede tampoco eliminar definitivamente el peligro de la contrarrevolución fascista. ¡Por consiguiente, hay que prepararse para la revolución socialista! Sólo y exclusivamente el poder soviético traerá la salvación». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
El comprender este último punto, hizo que Bulgaria de la mano de su partido comunista y bajo la dirección de Georgi Dimitrov, a diferencia de otras experiencias, si se propusiera a pasar a la etapa socialista: esto incluía expropiar no sólo a la burguesía extranjera, sino también a la burguesía nacional, realizar no sólo una reforma que garantizara el fin del latifundio, sino empezar la colectivización del campo para lograr el fin del kulak como clase, empezar a disolver las organizaciones burguesas y pequeño burguesas antifascistas que se oponían al cambio de rumbo y que empezaban ser superfluas para la sociedad socialista, empezar a reorganizar el frente bajo las normas marxista-leninistas, como medio para hilar el partido comunista con las organizaciones de masas de juventud, deportivas, de mujeres, sindicatos, etc. y para adecuarse a las nuevas tareas socialistas.
El documento:
«Yo quería prevenirlos contra toda una tendencia a la simplificación y al esquematismo en este asunto. La vida es más compleja que cualquier esquema. Sería falso, por ejemplo, presentar la cosa como si el gobierno del frente único fuese una etapa obligatoria en la senda hacia la instauración de la dictadura del proletariado. Sería tan falso, como lo era antes presentar las cosas como si en los países fascistas no hubiese ninguna etapa intermedia y la dictadura del fascista tuviese que ser obligatoriamente y directamente sustituida por la dictadura del proletariado». (Georgi Dimitrov; Por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; discurso de resumen ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 13 de agosto de 1935)
Para que diera el primer caso, el de un gobierno basado en la alianza con otras fuerzas antifascistas, el partido comunista debía analizar que se dieran unas condiciones mínimas para otorgar su apoyo y participación en tal gobierno:
«¿Qué sería este gobierno? ¿Y en qué situación pudiera ser posible? Es, ante todo, un gobierno de lucha contra el fascismo y la reacción. Debe ser un gobierno formado como consecuencia del movimiento de frente único y que no limite de ninguna manera la actividad del partido comunista y de las organizaciones de masas de la clase obrera, sino, al contrario, que tome enérgicas disposiciones dirigidas contra los magnates financieros contrarrevolucionarios y sus agentes fascistas. (...) ¿Bajo qué condiciones objetivas será posible la formación de un tal gobierno? A esta pregunta puede contestarse de un modo muy general: bajo las condiciones de una crisis política, en que las clases dominantes ya no están en condiciones de acabar con el potente ascenso del movimiento antifascista de masas. Pero esto es sólo una perspectiva general, sin la cual apenas será posible, en la práctica, la formación de un gobierno del frente único. Solamente en presencia de determinadas premisas especiales, puede ponerse al orden del día el problema de la formación de este gobierno como tarea políticamente necesaria. Me parece que en este sentido merecen la mayor atención las siguientes premisas: Primero. Cuando el aparato estatal de la burguesía esté ya lo bastante desorganizado y paralizado para que la burguesía no pueda impedir la formación de un gobierno de lucha contra la reacción y el fascismo. Segundo. Cuando las más extensas masas trabajadoras y en particular los sindicatos de masas se levanten impetuosamente contra el fascismo y la reacción, pero no estén todavía preparados para lanzarse a la insurrección con el fin de luchar bajo la dirección del partido comunista por la conquista del poder soviético. Tercero. Cuando el proceso de diferenciación y radicalización en las filas de la socialdemocracia y de los demás partidos que participan en el frente único, haya conducido a que una parte considerable dentro de ellas exija medidas implacables contra los fascistas y demás reaccionarios, luche del brazo de los comunistas contra el fascismo y se manifieste abiertamente contra el sector reaccionario y hostil al comunismo de su propio partido». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
Hablando, de los viejos debates de la Komintern, y de errores de derecha e izquierda, el búlgaro remarcó en 1935, unas exigencias para el gobierno del frente popular antifascista que serían luego aplicadas en Bulgaria en 1944:
«¡Camaradas! Nosotros exigimos de todo gobierno del frente único una política completamente distinta. Le exigimos que lleve a cabo determinadas reivindicaciones cardinales revolucionarias, congruentes con la situación, como, por ejemplo, el control de la producción, el control sobre los bancos, la disolución de la policía, su sustitución por una milicia obrera armada, etc». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
Pese a estos avances, que pueden resolver tareas pendientes en el país, de carácter antifascista, antifeudal, anticolonial, etc. Como buen marxista-leninista, Dimitrov recordaba:
«Les decimos francamente a las masas: este gobierno no traerá la salvación definitiva. Este gobierno no está en condiciones de derrocar la dominación de clase de los explotadores y, por esta razón, no puede tampoco eliminar definitivamente el peligro de la contrarrevolución fascista. ¡Por consiguiente, hay que prepararse para la revolución socialista! Sólo y exclusivamente el poder soviético traerá la salvación». (Georgi Dimitrov; La ofensiva del fascismo y las tareas de la Komintern en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Informe ante el VIIº Congreso de la Komintern, pronunciado durante el 2 de agosto de 1935)
El comprender este último punto, hizo que Bulgaria de la mano de su partido comunista y bajo la dirección de Georgi Dimitrov, a diferencia de otras experiencias, si se propusiera a pasar a la etapa socialista: esto incluía expropiar no sólo a la burguesía extranjera, sino también a la burguesía nacional, realizar no sólo una reforma que garantizara el fin del latifundio, sino empezar la colectivización del campo para lograr el fin del kulak como clase, empezar a disolver las organizaciones burguesas y pequeño burguesas antifascistas que se oponían al cambio de rumbo y que empezaban ser superfluas para la sociedad socialista, empezar a reorganizar el frente bajo las normas marxista-leninistas, como medio para hilar el partido comunista con las organizaciones de masas de juventud, deportivas, de mujeres, sindicatos, etc. y para adecuarse a las nuevas tareas socialistas.
El documento:
Un joven, posiblemente un partisano, sosteniendo un rifle, frente a una multitud durante una celebración de la victoria en Lovech, Bulgaria; signos en el fondo con consignas como «Muerte al fascismo» |
«Camaradas:
El levantamiento popular del 9 de
septiembre es un punto de inflexión en nuestra historia.
Durante el 9 de septiembre de 1944 el
poder político en nuestro país fue arrancado de las manos de explotadores de la
burguesía capitalista y la minoría monarco-fascista y pasó a las manos de la
vasta mayoría, al pueblo trabajador de ciudades y pueblos bajo la dirección de
la clase obrera y su vanguardia –el partido comunista–. Habiendo triunfado con
la ayuda decisiva del heroico Ejército Rojo Soviético, el levantamiento del 9
de septiembre limpió el camino para construir el socialismo en nuestro país.
La combinación durante el 9 de septiembre
de 1944, entre el levantamiento popular antifascista y el avance victorioso del
ejército soviético en los Balcanes, aseguró el triunfo de nuestro levantamiento
y le otorgó un gran ímpetu. El odio contra el fascismo, acumulado en el curso
de dos décadas, y la determinación de los trabajadores para acabar con él
estalló en un levantamiento incontenible que barrió el régimen fascista de un
solo golpe. El aparato policial antipopular burgués-fascista fue roto en
pedazos y la milicia popular fue formada para aplastar la oposición de los
elementos fascistas y defender el levantamiento popular. El poder fue
arrebatado a la clase capitalista, la cual se unía alrededor de la monarquía y
que a su vez estaba estrechamente aliada con el imperialismo alemán. Este poder
pasó a manos de la alianza militante de obreros, campesinos, artesanos e
intelectuales unidos en el Frente de la Patria, el cual estaba bajo el
liderazgo de nuestro partido. El poder estatal radicalmente cambió de carácter:
el instrumento para la opresión y la explotación de las masas en interés de los
capitalistas fue desmontado, y un gobierno popular fue creado como instrumento
para la aniquilación del capitalismo y para la liberación gradual de los
trabajadores de la explotación de todo tipo.