jueves, 20 de noviembre de 2014

Sobre el gobierno de frente único; Georgi Dimitrov, 1935

Con este discurso se acabó con algunos esquemas rígidos, por ejemplo: no es un axioma, no es obligación, que el partido comunista a la hora de tomar el poder, deba optar por participar en un gobierno de frente único como etapa previa como hacen los oportunistas de derecha, presentar esto como etapa obligatoria no es sensato, pero tampoco lo es caer en el oportunismo de izquierda y creer que un gobierno de frente único antes de la estricta dictadura del proletariado no puede ocurrir. Como dice Dimitrov: «El nudo del problema está en saber si en el momento decisivo el proletariado estará en condiciones de derrocar directamente a la burguesía e instaurar su propio poder». La experiencia de la Bulgaria socialista durante 1944-1949 demuestra que el discurso del líder comunista era del todo acertado.

El documento: 
Estatua en homenaje a Georgi Dimitrov estacionada en Moscú


«Si la actitud de la socialdemocracia ante la realización de prácticas del frente único del proletariado, en general es en cada país el signo principal que indica si ha cambiado, y en qué medida, el antiguo papel del partido socialdemócrata o de algunos de sus sectores dentro del Estado burgués, el signo más claro de ello lo tendremos en la actitud de la socialdemocracia ante el problema del frente único.

En una situación en que el problema de la formación de un gobierno de frente único se inscriba en el orden del día como una tarea práctica inmediata, ese problema se convertirá en el decisivo, en la piedra de toque de la política de la socialdemocracia en el país dado: o con la burguesía fascistizante y contra la clase obrera, o con el proletariado revolucionario contra el fascismo y la reacción, y no de palabra, sino en los hechos. Así se planteará el ineludible problema, tanto en el momento de la formación, como en el de la permanencia en el poder del gobierno del frente único.

Acerca del carácter y de las condiciones para la formación del gobierno del frente único o del frente popular antifascista, creo, camaradas, que en mi informe quedó expuesto todo lo necesario para tener una orientación táctica general. Querer que, además de esto, señalemos todos los medios y condiciones posibles de formación, de semejante gobierno, significaría dejarse llevar a un juego estéril de adivinanzas.

Yo quería prevenirlos contra toda una tendencia a la simplificación y al esquematismo en este asunto. La vida es más compleja que cualquier esquema. Sería falso, por ejemplo, presentar la cosa como si el gobierno del frente único fuese una etapa obligatoria en la senda hacia la instauración de la dictadura del proletariado. Sería tan falso, como lo era antes presentar las cosas como si en los países fascistas no hubiese ninguna etapa intermedia y la dictadura del fascista tuviese que ser obligatoriamente y directamente sustituida por la dictadura del proletariado.

El nudo del problema está en saber si en el momento decisivo el proletariado estará en condiciones de derrocar directamente a la burguesía e instaurar su propio poder, y si podrá asegurarse, en ese caso, el apoyo de sus aliados, o si el movimiento del frente único del proletariado y del frente popular antifascista estará él mismo, en la etapa dada, en condiciones de aplastar al fascismo, sin poder pasar en forma directa a la liquidación de la dictadura de la burguesía. En ese caso, renunciar a formar y apoyar un gobierno de frente único o de frente popular basándose sólo en lo indicado más arriba, sería una miopía política inadmisible y no una política revolucionaria seria.

Tampoco es difícil comprender que la formación de un gobierno de frente único, en países en que el fascismo no está todavía en el poder, no es lo mismo que en los países de dictadura fascista. En éstos la formación de un gobierno de este tipo sólo es posible en el proceso del derrocamiento del poder fascista. En los países en que la revolución democrático-burguesa se desarrolla, el gobierno de frente popular podrá llegar a convertirse en el gobierno de la dictadura democrática de la clase obrera y el campesinado.

Como ya dije en mi informe, los comunistas apoyarán por todos los medios al gobierno de frente único en la medida en que luche efectivamente contra los enemigos del pueblo y conceda liberta de de acción al partido comunista y a la clase obrera. En cuanto al problema de participación de los comunistas en este gobierno, dependerá en forma exclusiva de la situación concreta. Los problemas de esta índole se resolverán en cada caso por sí mismos. Aquí no se puede dar ninguna receta preparada de antemano». (Georgi Dimitrov; Por la unidad de la clase obrera contra el fascismo; Discurso de resumen en el VIIº Congreso de la Komintern, 13 de agosto de 1935)

Anotación de Bitácora (M-L):

«Estimado com. Stalin!

El bosquejo adjunto del bosquejo de [mi] discurso muestra cómo veo la esencia del discurso con respecto al segundo punto de la agenda del congreso. Además, me gustaría plantear en nuestra próxima conversación las siguientes preguntas:

I. Sobre la socialdemocracia [Stalin: subrayado]

Si es correcto referirse a la socialdemocracia indiscriminadamente como socialfascismo. Al tomar esa posición, con frecuencia hemos bloqueado nuestro camino hacia los trabajadores socialdemócratas. [Stalin: En cuanto al liderazgo, sí; pero no de forma indiscriminada].

Si es correcto considerar la socialdemocracia en todas partes y en todo momento como la base social principal de la burguesía. [Stalin: Por supuesto, no en Persia].

Si es correcto considerar a todos los grupos de izquierda socialdemócratas como una amenaza importante bajo cualquier condición. [Stalin: En la mayoría de países capitalistas; sí]

4. Si es correcto tratar indiscriminadamente a todos los principales cuadros de los partidos socialdemócratas y de los sindicatos reformistas [5] como traidores conscientes de la clase trabajadora. [Stalin: Objetivamente; sí, conscientemente; algunos de ellos].

Uno puede esperar, después de todo, que en el curso de la lucha, bastantes [6] de los principales funcionarios actuales de los partidos socialdemócratas y de los sindicatos reformistas elijan el camino de la revolución junto con los obreros socialdemócratas. Es de nuestro interés facilitarles esta transición y así acelerar la transición de los obreros socialdemócratas a nuestro lado. [Stalin: Bastantes; no, algunos; sí]

5. Si es hora de abandonar la discusión inútil sobre la posibilidad o la imposibilidad de ganarse a los sindicatos reformistas en lugar de formular claramente la tarea para sus miembros de transformar estos sindicatos en un instrumento de la lucha de clases proletaria [7]. [Stalin: Es la hora].

6. La cuestión de unificar a los sindicatos revolucionarios y reformistas sin hacer del reconocimiento de la hegemonía del partido comunista una condición necesaria [8]. [Stalin: Condiciones son necesarias].

II. El frente único

1. La necesidad de modificar nuestras tácticas de frente único en respuesta a las condiciones cambiantes. En lugar de utilizarlos exclusivamente [9] como una maniobra para exponer la socialdemocracia sin intentar seriamente forjar una verdadera unidad de los obreros a través de la lucha, debemos convertirlos en un factor eficaz para desarrollar la lucha de masas contra la ofensiva del fascismo [10]. [Stalin: ¿Contra quién se dirige esta tesis?][Stalin: Debemos].

2. La necesidad de rechazar la idea de que el frente único solo puede construirse desde abajo, y dejar de considerar cualquier apelación simultánea al liderazgo de un partido socialdemócrata como oportunismo [11]. [Stalin: Sin embargo, la base del frente único es desde abajo].

3. La necesidad de lanzar la iniciativa activa de las masas sin una tutela menor de los partidos comunistas en sus relaciones con los órganos del frente único. No  declarar la hegemonía del partido comunista, sino asegurar el liderazgo real del partido comunista [12].  [Stalin: Sin duda, pero ¿contra quién se dirige esta tesis?].

4. La necesidad de alterar radicalmente nuestra actitud hacia los obreros socialdemócratas y sin partido en todo nuestro trabajo de masas, agitación y propaganda. Es esencial ir más allá de las declaraciones generales sobre la traición de la socialdemocracia y explicar a los trabajadores, concreta y pacientemente, a qué está conduciendo y ya ha conducido la política socialdemócrata de cooperación con la burguesía [13]. [Stalin: Correcto].

[Es esencial] no tirar toda [responsabilidad] sobre los líderes socialdemócratas sino señalar la responsabilidad de los propios obreros socialdemócratas, para luego pensar en su propia responsabilidad y buscar la forma correcta de lucha, etc. [14]. [Stalin: ¡Sí!].

III. Sobre el liderazgo de la Internacional Comunista (IC)

Es esencial cambiar los métodos de trabajo y liderazgo en la Internacional Comunista, teniendo en cuenta que es imposible supervisar efectivamente desde Moscú cada detalle de la vida de las 65 secciones de la IC, que se encuentran en condiciones muy diferentes (partidos en las metrópolis y partidos en las colonias, partidos en países industrializados altamente desarrollados y países predominantemente campesinos, partidos legales e ilegales, etc).

Es necesario concentrarse en la orientación política general del movimiento comunista, en la asistencia a los partidos en cuestiones políticas y tácticas básicas, en la creación de un liderazgo bolchevique sólido en los partidos comunistas locales y en el fortalecimiento de los partidos comunistas con los obreros mientras se reduce el pesado aparato burocrático del Comité Ejecutivo de la IC.

Es esencial promover aún más la autocrítica bolchevique. El miedo a esta [autocrítica] a veces ha llevado a la imposibilidad de aclarar problemas políticos importantes cuestiones de la etapa actual de la crisis y de la llamada coyuntura inflacionaria militar, la evaluación y las lecciones de los acontecimientos austriacos, etc..

Es imposible cambiar los métodos de liderazgo y trabajo en la IC sin renovar parcialmente los cuadros de la IC.

Es especialmente esencial asegurar lazos estrechos entre el liderazgo de la IC y el Politburó del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS». (Dimitrov; Carta a Stalin, 1 de julio de 1934)

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