Anna Pauker en una escena de los años 40 |
«El siguiente miembro en pronunciarse en la séptima sesión fue Anna Pauker en representación del Partido Comunista Rumano. Se procedió a un informe de similar naturaleza al que había realizado el yugoslavo Milovan Đilas: análisis más profundos sobre temas concretos donde esta figura creía que debían darse un serio repaso a las actividades y posiciones que mantenía el Partido Comunista Francés.
La delegada rumana empezó relatando donde veía las razones del vigoroso crecimiento de los partidos comunistas durante la Segunda Guerra Mundial y al término de ella:
«La influencia que los comunistas han ganado en muchos países se debe a que los pueblos ven en los comunistas a personas que dicen la verdad, incluso si esta verdad es amarga. El Partido Comunista Francés es un ejemplo. En el momento de los Acuerdos de Múnich de 1938, fueron los únicos que expusieron tal acuerdo. Cuando los socialdemócratas de ciertos países maliciosamente calumniaron a la Unión Soviética, los partidos comunistas, incluso en países donde reinaba el terror, explicaron con valentía a sus pueblos que la Unión Soviética era su verdadera amiga. Otra razón de porqué la influencia de los partidos comunistas se ha fortalecido es su lucha contra los ocupantes y los colaboracionistas, su fe en las fuerzas populares. Y, finalmente, los partidos comunistas se han hecho más fuertes porque son hermanos del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, el partido que conduce el país donde se está construyendo el socialismo y ha salvado a la humanidad de la esclavitud hitleriana. Todos estos factores trabajan en favor no solo de partidos como el Partido Comunista de Yugoslavia sino también de los partidos comunistas como el de Francia, Italia y otros países». (Anna Pauker; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 25 de septiembre de 1947)
Se enjuició que el Partido Comunista Francés (PCF) no aprovechara las lecciones que el mismo pueblo había aprendido sobre las amenazas de su libertad, para denunciar los planes del imperialismo estadounidense y sus sirvientes franceses. De igual modo señalaba que los franceses practicaban las tácticas de frente poniendo ilusiones en lo que hicieran o dijeran sus dirigentes sobradamente conocidos por sus traiciones y no en el trabajo con la militancia de base. Del mismo modo expresó que los comunistas franceses e italianos parecían no querer ver lo que ya habían entendido sus enemigos nacionales e internacionales, esto era: que el avance al socialismo en toda Europa hacía que la cuestión de los comunistas en se tomara como una cuestión seria en la que utilizarían todo tipo de herramientas para impedir que tomaran el poder e incluso ilegalizar sus formaciones:
«Las grandes masas de estos países se han reunido en torno a los partidos comunistas porque esperaban que la lucha del pueblo dirigida por los comunistas ayudaría a los pueblos a evitar los horrores de otra guerra. Los pueblos han aprendido a odiar a sus agresores. Y el rostro agresivo del imperialismo estadounidense ahora es claramente evidente. El Partido Comunista Francés tenía la posibilidad de elevar a todo el pueblo contra el imperialismo estadounidense. Tenía la posibilidad de demostrar que Paul Ramadier era un colaboracionista de los Estados Unidos. ¿Era realmente necesario esperar a unas cuantas elecciones más para demostrar esto? El camarada Jacques Duclos quiso animarnos diciendo que el socialista Guy Mollet repitió alguna de las propuestas del PCF en un discurso suyo. Era necesario mostrar al pueblo, a los militantes de base socialdemócratas, que los Guy Mollet, León Blum, se oponen a los intereses del pueblo. Entonces la mayoría de personas, incluyendo a muchos socialdemócratas, habrían visto el verdadero rostro de Mollet, y luego tal vez, Mollet se habría visto obligado a usar un lenguaje diferente. Jacques Duclos dijo que Charles De Gaulle está preparando grupos armados con el fin de llevar a cabo provocaciones contra los comunistas. Me parece que los imperialistas estadounidenses y el mismo De Gaulle han analizado mejor el curso de los acontecimientos que algunos de nuestros camaradas. Los imperialistas estadounidenses ven que en el Este hay un movimiento hacia el socialismo y que en Francia, también, podría tomarse ese camino. Esto significa que el asunto es más grave que una disputa sobre unos sillones ministeriales, y los imperialistas y De Gaulle entienden esto muy bien. También vemos que en Italia el asunto no se limita a la expulsión de los comunistas del gobierno, sino que están tratando de sofocar al partido en dicho país. En tal situación, no podemos quedarnos atrás con la excusa de que no queremos aislarlos de las masas. Los camaradas franceses se llaman a sí mismos «un partido de gobierno». ¡Pero lo cierto es que un partido comunista no puede seguir formando parte de un gobierno bajo cualquier condición!». (Anna Pauker; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 25 de septiembre de 1947)
Enver Hoxha, al examinar la historia del movimiento marxista-leninista, registró qué partidos comunistas comprendieron realmente las directivas del VIIº Congreso de la Komintern de 1935 sobre las tácticas de frente antifascista, los posibles gobiernos de frente antifascista que surgirían y que servirían como puente para la lucha por el socialismo, o la cuestión de la creación de los Estados de democracia popular y las tareas de los partidos, así mismo señaló qué partidos se durmieron en los laureles o simplemente no comprendieron o no quisieron comprender las directivas de la Komintern para el periodo de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra:
«En los países de la Europa Oriental, los partidos comunistas supieron ligar las tareas de la lucha por la independencia y la democracia a la lucha por el socialismo. Elaboraron y aplicaron una política que condujo a la instauración de los regímenes de democracia popular. En cambio, los partidos comunistas de Europa Occidental no se mostraron capaces de aprovechar las situaciones favorables que habían creado la Segunda Guerra Mundial y la victoria sobre el fascismo. Esto demostraba que no habían comprendido ni aplicado debidamente las orientaciones del VIIº Congreso de la Komintern –Internacional Comunista–, el congreso fue sostenido del 25 de julio al 21 de agosto de 1935. Este congreso sustentaba que, al oponerse y combatir al fascismo, se irían creando en condiciones determinadas también las posibilidades de formar gobiernos de frente único, totalmente diferentes de los gobiernos socialdemócratas. Aquéllos debían servir para pasar de la etapa de la guerra contra el fascismo a la etapa de la lucha por la democracia y el socialismo. Pero en Francia y en Italia la guerra contra el fascismo no condujo a la creación de gobiernos del tipo que propugnaba la Komintern. Acabada la guerra, en esos países asumieron el poder gobiernos de tipo burgués. La participación de los comunistas en los mismos no cambió su carácter. Tampoco el Partido Comunista Francés –que en general hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial siguió una línea correcta–, logró corregir y superar los errores, deficiencias y desviaciones que se habían manifestado acerca de determinados problemas, y que entre otros motivos surgían por falta de análisis realistas de las situaciones internas y externas». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)
Los errores de los partidos comunistas en Francia e Italia tuvieron para lecciones para cada bando antagónico conforme avanzaban los meses y años en la posguerra. Viéndolo desde el lado del proletariado, las lecciones a extraer eran muchas y la autocrítica necesaria. Para los partidos comunistas del Este de Europa, como Anna Pauker relataba, las maniobras de las burguesías nacionales en concubinato con el imperialismo estadounidense, en países como Francia e Italia, eran una prueba inequívoca de que o se movilizaba al pueblo contra el imperialismo estadounidense, su injerencia, y la de sus agentes, o los comunistas serían echados en breve del poder en aquellos países y que las republicas de democracia popular elaboradas a precio de sangre y sacrifico desde la guerra tornarían a repúblicas ordinarias democrático-burguesas, y sus conquistas revolucionarias tiradas por el barranco. Las propias jornadas en Hungría de 1947 contra los partidos reaccionarios evidenciaban que la mala praxis francesa e italiana y sus resultados servía de estímulo a otros partidos comunistas. Anna Pauker señalaba además la actitud cínica de los franceses e italianos tras su expulsión del gobierno, como expulsiones incluso de mutuo acuerdo, cuando la realidad era que la reacción y sus partidos les había atacado por sorpresa a exigencia de los imperialistas estadounidenses, y ellos en cambio no habían reaccionado movilizando a la militancia y a las masas como deberían, como si hicieron otros partidos como el griego cuando vieron las maniobras de la burguesía nacional a instancias de la injerencia estadounidense:
«Hemos percibido los acontecimientos en Francia e Italia como una señal de alarma. Que la reacción que ayer alcanzó a Francia e Italia, está tratando de alcanzar hoy a Hungría, que mañana se tratará de alcanzar igualmente a Checoslovaquia y el día siguiente a Rumanía. Esta señal de alarma nos ha obligado a movilizar a todas las fuerzas para resistir los ataques de la reacción. Pero en Francia e Italia, todo el pueblo no se elevó de sus pies cuando los comunistas fueron expulsados del gobierno. Por otra parte, nuestros camaradas, en una especie de sensación de falsa dignidad, afirman que dejaron voluntariamente tal gobierno momentáneamente». (Anna Pauker; Informe en la Iº Conferencia de la Kominform, 25 de septiembre de 1947)