martes, 29 de abril de 2014

El capitalismo de Estado no significa la construcción del socialismo


«El capitalismo de Estado fue al lado del sector socialista, una forma de organización económica adoptada por la Unión Soviética al salir de la guerra civil, cuando la economía debilitada exigía el concurso de los capitalistas rusos y extranjeros en ciertos límites y por un tiempo determinado bajo el control del Estado proletario. Lo importante a retener es que, el capitalismo de Estado, retroceso provisionalmente necesario, no representó en ningún caso una forma de transición hacia el socialismo, habiendo sido éste realizado por la ampliación del sector socialista y el desarrollo de la cooperación campesina. (...) En la producción capitalista de Estado los beneficios van a parar a manos de los capitalistas y que esta forma de producción está basada en la existencia de dos clases antagónicas: la burguesía que posee los medios de producción y el proletariado, explotado, que los hace funcionar. Sin embargo en los países de democracia popular sólo la clase obrera está representada en las empresas del Estado, y esta clase, aliada a todas las categorías de trabajadores, posee los principales instrumentos y medios de producción. Es decir, que las empresas del Estado no trabajan para los capitalistas, sino para el mejoramiento de la situación material de los trabajadores». (Naum FarberovLas democracias populares, 1949)

viernes, 18 de abril de 2014

El fascismo español, ¿una «tercera vía» entre capitalismo y comunismo?; Equipo de Bitácora (M-L), 2014


Preámbulo

«El actual documento tiene como fin una exposición directa de las ideas básicas de los fascistas españoles y la evolución del mismo durante el franquismo.

Una de las armas favoritas históricas del fascismo español –como de todo fascismo– ha sido la de establecerse y proclamarse como una «tercera vía» entre el marxismo y el liberalismo, entre comunismo y capitalismo, entre el proletariado y la burguesía, pretendiendo ser mediador entre el primero y la segunda, o como reconciliador de ambas clases sociales. Esto se veía reflejado al hablar del régimen a establecer, donde se negaba que el Estado fuese el instrumento de represión de una clase dominante sobre el resto, sino que pretendía valerse de su «neutralidad» para conciliar a todas las clases sociales, evitando las fricciones y consiguiendo la tan ansiada «armonía social». En este discurso hay un implícito pretendido fin de las ideologías, exactamente el mismo discurso recuperado por el neoliberalismo o el posmodernismo a efectos de perpetuar artificialmente la explotación capitalista y los modos de producción, primando la producción a la ideología, o reduciéndola esta a conceptos abstractos bañadas en un humanismo hipócrita e irreal. Un discurso que ha hecho suyo desde siempre la socialdemocracia –como revisores del marxismo–, poniendo por delante el misticismo idealista de una conjunción de intereses artificiales como la llamada «comunidad de destinos de la nación» y su naturaleza «benévola de progreso para todos»; anteponiendo un pragmatismo con el fin de mitigar las contradicciones de clase, que una exposición científica del origen de esas contradicciones para resolverlas consecuentemente. ¿Pero era esto cierto? Todo hombre de ciencia que se precie sabe que en cuestiones cardinales no es posible partir de una supuesta ideología «neutral» o «tercera vía», de un «tecnocratismo» que se comporte de forma «aséptica» con las cuestiones de clase:

«No hay término medio –pues la humanidad no ha elaborado ninguna «tercera» ideología, además, en general, en la sociedad desgarrada por las contradicciones de clase nunca puede existir una ideología al margen de las clases ni por encima de las clases–. Por eso, todo lo que sea rebajar la ideología socialista, todo lo que sea separarse de ella significa fortalecer la ideología burguesa». (Vladimir Ilich Uliánov, Lenin; ¿Qué hacer?, 1902) 

De ahí lo patético que sea, por ejemplo, la «tercera vía» proclamada por ciertas filosofías filofascistas que hablan de superar la «derecha» y la «izquierda», el «fascismo» y el «marxismo», mientras tratan de sintetizar ambas corrientes con fines nacionalistas, religiosos y otros, que claramente se inclinan para el primer bloque. Véase el capítulo: «El viejo socialchovinismo: la Escuela de Gustavo Bueno» de 2020.

jueves, 17 de abril de 2014

Georgi Dimitrov reprendiendo al revisionismo chino sobre el reclutamiento indiscriminado y masivo en el partido

Sergei Petrov - «Maxim Gorky y Georgi Dimitrov», 1934

«Hacemos mención especial que la línea correcta en la creación del frente unido antijaponés significa el fortalecimiento general del partido y el ejército rojo. Por lo tanto, estamos muy preocupados por su decisión de que todo el que desee puede ser aceptado en el partido, sin ninguna consideración de su origen social, que el partido no tema que algunos arribistas busquen su camino en el partido, así como de su mensaje sobre las intenciones de aceptar incluso a Zhang Xueliang en el partido. En la actualidad, más que en cualquier otro momento, es necesario para mantener la pureza de las filas y el carácter monolítico del partido. Mientras conducimos el alistamiento sistemático de personas en el partido y así lo reforzamos, especialmente en el territorio del Kuomintang, es necesario que al mismo tiempo que evitamos la inscripción masiva en el partido, aceptemos sólo a las mejores y probadas personas de entre los obreros, campesinos y estudiantes
». (Georgi Dimitrov; Telegrama de la Secretaria del Comité Ejecutivo de la Komintern al Secretariado del Partido Comunista de China, 15 de agosto de 1936)

miércoles, 16 de abril de 2014

No es el partido que debe depender de los líderes, sino los líderes del partido

Georgi Dimitrov durante su visita a Checoslovaquia, 1948

«El ejemplo de Yugoslavia muestra con suficiente claridad que los que están a la cabeza de la dirección colectiva de sus partidos, sean quienes sean, deben sentir el control del partido. Nunca hay que olvidar que los líderes del partido pueden cambiar, pero el partido permanece, y seguirá permaneciendo. No es el partido que debe depender de los líderes, sino los líderes del partido, y serán los verdaderos líderes de los partidos en la medida en que se mantengan fieles a la invencible doctrina marxista-leninista y cumplan la voluntad colectiva de la voz del partido». (Georgi Dimitrov; Informe al XVIº Pleno del Comité Central del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, julio de 1948)

martes, 15 de abril de 2014

Corrupción y socialismo: Cartas de Lenin

Los que pretenden manipular a Lenin para así respaldar sus desviaciones pequeñoburguesas, sus concesiones de principios, no pueden sino quedar en evidencia ante la abrumadora dialéctica del bolchevique. Y que encontró en la firme voluntad de Stalin la continuidad de esos principios.

A continuación podrán leer dos cartas enviadas por el camarada Vladimir que ejemplifican con total claridad su valor como revolucionario y la enorme distancia que separa a los marxistas-leninistas de los líderes políticos de la burguesía y pseudo-revolucionarios, por lo demás vacilantes y oportunistas. Y es que mientras los revolucionarios luchan incansablemente contra la corrupción y los privilegios, los segundos se lucran, fomentan y protegen esos males.

La corrupción solo puede prosperar en una sociedad capitalista, para que la corrupción prospere en el socialismo se debe abandonar al propio socialismo, per se ya no es socialismo aunque se mantengan colgadas las «banderas rojas de la hoz y el martillo».

El documento:



1918. Carta dirigida a A.D.I Kurski

Es necesario presentar inmediatamente, con rapidez ejemplar, un proyecto de ley por el que se disponga que las penas por soborno (concusión y corrupción, confabulación para el soborno, ETC.)

No deberán ser inferiores a diez años de cárcel y, además, a diez años de trabajos forzados.


(Dicho decreto se aprobó el 8 de mayo de 1918)



23 de mayo de 1918

Al Administrador del Consejo de Comisarios del Pueblo, Vladimir Dimitrievich Bonch-Brueivich.

Le dirijo una severa censura en vista del incumplimiento, por su parte, de mi exigencia de que se me indicaran las razones para elevar mi sueldo, de 500 a 800 rublos mensuales, a partir del 1 de marzo de 1918, y en vista de la clara ilegalidad de ese aumento, que usted ha llevado a cabo arbitrariamente, de acuerdo con el secretario del Consejo, Nikolai Pietrovich Gorbunov, infringiendo con ello de forma manifiesta el decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo de fecha 23 de noviembre de 1917.

El Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo

V. Uliánov (Lenin)


Con Información de La Mancha Obrera

domingo, 13 de abril de 2014

¿Qué opinaba Pol Pot del revisionismo maoísta y del revisionismo titoista?; Equipo de Bitácora (M-L), 2014

Las siguientes declaraciones corresponden a Pol Pot, Secretario General del Partido Comunista de Kampuchea desde 1963 a 1981. Tomó el poder en Camboya en 1975 –renombrada como Kampuchea Democrática–. Para quién no esté al tanto, Pol Pot fue una de las figuras más polémicas –sino la que más– que ha dirigido un partido comunista, ya que sus políticas desviacionistas en el gobierno llevaron al país a un completo desastre. Hablamos de sus políticas chovinistas, su teoría de tomar la agricultura como eje de la economía, la desurbanización de las ciudades, la aceptación de la división internacional del trabajo, abolir el dinero y otras teorías y prácticas cercanas a la vena más anarquista del maoísmo que pueden ser vistas [aquí]. En 1979, una vez las refriegas fronterizas entre Camboya y Vietnam tomaron un aspecto de guerra abierta, el gobierno de Pol Pot sufrió una humillante derrota, entre otras causas, por la mayor experiencia y por el equipamiento militar con que contaban los revisionistas vietnamitas –apoyados por la URSS. No debe olvidarse que Hanoi aprovechó el descontento generalizado por Pol Pot entre la población camboyana para derrocarle rápidamente e instaurar un gobierno títere en Nom Pen que duraría más de una década –con la consiguiente ocupación de tropas militares. Esto también nos demuestra que el revisionismo en cualquiera de sus variantes es una fuerza centrífuga debido a sus planteamientos de base, los cuales siempre contienen pensamientos racistas, religiosos, nacionalistas y expansionistas.

A partir de entonces, y especialmente desde los años 80, Pol Pot y los suyos serían financiados abiertamente por el gobierno chino, británico y estadounidense con el objetivo de acabar con el nuevo gobierno camboyano títere de corte soviético-vietnamita:

«En otra operación de alto secreto los Boinas Verdes norteamericanos entrenaron a las unidades del genocida ejército de los Jemeres Rojos de Camboya, después de que el contacto fuera establecido por Ray Cline, agente oficial superior de la CIA y consejero especial del presidente Ronald Reagan. Cuando el escándalo Irán-Contra se destapó en 1983, Reagan, temiendo más escándalos molestos, pidió a Margaret Tatcher que se hiciese cargo del asunto, enviando a las SAS para entrenar a las fuerzas de Pol Pot. «Primero fuimos a Tailandia en 1984», testificaron después oficiales de las SAS; «los yanquis y nosotros trabajamos juntos; era una relación estrecha, como hermanos ellos les gustó tan poco como a nosotros. Entrenamos a los Jemeres Rojos en una gran cantidad de cuestiones técnicas», recuerda uno de los oficiales. «Nada más comenzar querían ir a los pueblos y simplemente hacer picadillo a la gente. Les dijimos que se relajaran». Los SAS se sentían incómodos con la operación, y «muchos de nosotros habríamos cambiado de bando a la mínima oportunidad. Así de cabreados estábamos. Odiamos vernos mezclados con Pol Pot». (Daniele Ganser; Los ejércitos secretos de la OTAN. La operación Gladio y el Terrorismo en Europa Occidental, 2005)

Muy justamente los marxista-leninistas albaneses sentenciaron por todo ello:

«En Camboya el pueblo, los comunistas y los patriotas camboyanos se han levantado contra el bárbaro gobierno de Pol Pot, el cual no es más que un grupo de provocadores al servicio de la burguesía imperialista y en especial de los revisionistas chinos, que tenía como objetivo desacreditar la idea del socialismo en el área internacional». («Zëri y popullit»; El liderazgo chino con Deng Xiaoping a la cabeza ha iniciado un ataque militar contra Vietnam, 21 de febrero de 1979)

El hecho de que los «jemeres rojos» hubieran desacreditado el nombre del comunismo a nivel mundial fue algo que, cómo no, la historiografía burguesa no pudo dejar pasar, sino que se aprovechó lanzando todo tipo de relatos de fantasía... empezando por achacar al marxismo-leninismo las miserias del revisionismo. A partir de entonces fue muy recurrente el uso indiscriminado de la figura criminal de Pol Pot para advertir a los trabajadores de las consecuencias de la implantación del «comunismo».

Por último si alguien duda del «comunismo» o de las «buenas intenciones» de Pol Pot –sarcasmo–, veamos algunas de las reflexiones de la figura en cuestión. Téngase en cuenta que la siguiente entrevista data de los años 90, cuando su guerrilla había sido liquidada:

«Cuando yo muera, mi único deseo es que Camboya permanezca como Camboya y pertenezca a Occidente. (...) Se acabó el comunismo, y quiero hacer hincapié en eso. (...) Cuando digo que Camboya debería ser parte de Occidente, quiero decir que si usted pertenece a Occidente al menos, no existirá allí un régimen fascista». (Pol Pot; Entrevista con Nate Thayer, 28 de octubre de 1997)

Esta transformación de un revisionista a un reformista, a un amante de la democracia burguesa, a un socialdemócrata, es una evolución lógica del revisionismo, y Pol Pot no es la única figura así, tras la caída de la Polonia revisionista, Wojciech Jaruzelski también lanzó loas Occidente vociferando «el fin del comunismo» y declarándose abiertamente como socialdemócrata. Como curiosidad, Pol Pot queda ridiculizado al creer que si un país está bajo la influencia occidental: «no existirá allí un régimen fascista», quizás este ignorante del marxismo-leninismo, ignora que la africana Etiopía fue colonizada, saqueada, y maltrata por la Italia fascista de Mussolini, que era parte del mundo occidental.

Otro día nos ocuparemos en despiezar la doctrina en sí del revisionismo camboyano –incluido estas citas–; en ese trabajo como veremos, se ve como este revisionismo asiático tiene raíces en los conceptos anarquistas, maoístas, titoístas, de los eseristas rusos, etc. Hoy sólo dejaremos constancia de su opinión sobre otros revisionismos, que demostrará de nuevo, como cuando observamos las alabanzas del revisionismo yugoslavo al revisionismo eurocomunista, la interconexión e influencia teórica de todas las ramas del revisionismo moderno.

El documento:

Mao Zedong, Pol Pot y Ieng Sary, 21 de junio de 1975

(1) «En la concreta lucha revolucionaria de nuestro país, nosotros creativamente y exitosamente hemos aplicado el Pensamiento Mao Zedong; desde el tiempo que nosotros teníamos las manos vacías hasta la derrota del 17 de abril de 1975 cuando nosotros conseguimos derrotar a fondo al imperialismo estadounidense y sus lacayos librando totalmente Kampuchea y su pueblo, cuando los obreros y campesinos tomaron el poder político en nuestro país. Nuestro pueblo y los pueblos revolucionarios de todo el mundo creen profundamente que el Pensamiento Mao Zedong es siempre eficaz, afilado y victorioso. Este consiste principalmente en las enseñanzas sobre la construcción de un partido con un sólido núcleo dirigente, en el establecimiento de un poderoso frente único nacional, en la construcción de un heroico ejército revolucionario así como en los análisis de clases de la sociedad, en la contradicción, en la práctica, en el establecimiento de las bases rurales revolucionarias, en el rol del campo y la cuidad en la lucha revolucionaria, en la revolución violenta, sobre las estrategias y prácticas de la guerra popular, en la cultura, literatura y arte revolucionaria. (...) El presidente Mao Zedong también hizo una gran contribución a la revolución socialista china y a la construcción del socialismo. Él [Mao Zedong] correctamente planteó la cuestión de las contradicciones entre el pueblo y el enemigo. (...) Para la revolución de Kampuchea, la más preciada ayuda proveniente de Mao Zedong, el Partido Comunista de China y el pueblo chino ha sido el Pensamiento Mao Zedong. El presidente Mao Zedong siempre personalmente nos ha apoyado y alentado. (...) La publicación y amplia distribución del V volumen de obras seleccionas de Mao Zedong fue el mayor evento político para el pueblo chino y el pueblo revolucionario del mundo». (Pol Pot; Discurso pronunciado en la recepción dada por los líderes chinos en Peking, 28 de septiembre de 1977)

(2) «Estamos felices que la delegación de periodistas de Yugoslavia haya venido a la Kampuchea Democrática. Esta visita fortalece los lazos de amistad entre los dos países y pueblos. Como la Kampuchea Democrática, Yugoslavia es un país no alineado y siempre resolutivamente defiende su independencia. Por lo tanto la amistad entre nuestros dos países se presenta sobre esta base. Nosotros tenemos respeto y afecto por el camarada Presidente Tito y los amistosos pueblos de Yugoslavia. El camarada Presidente Tito y los pueblos yugoslavos siempre nos han extendido su apoyo y ayuda. Nosotros tenemos una gran simpatía por el Presidente Tito y los pueblos de Yugoslavia. Queremos expresarles a ellos las gracias». (Pol Pot; Entrevista con la delegación de periodistas yugoslavos en su visita a la Kampuchea Democrática, 17 de marzo de 1978)

miércoles, 9 de abril de 2014

Uno no puede eliminar el fascismo sin desafiar la propia regla interna del capitalismo

Georgi Dimitrov durante 1947

«A pesar de que sus tareas inmediatas eran de carácter democrático, el levantamiento del 9 septiembre, no podía sino sacudir el propio sistema capitalista de nuestro país hasta sus cimientos, trascendiendo los límites de la democracia burguesa.

Esto era entonces, la característica más destacada del levantamiento del 9 de septiembre.

Uno no puede eliminar el fascismo, conceder derechos democráticos a las masas trabajadoras, y pretender consolidar y desarrollar estos derechos sin desafiar la propia regla interna del capitalismo, ya que como hemos recalcado el fascismo no es más que la despiadada dictadura terrorista del gran capital. La erradicación del fascismo no se puede completar sin desafiar a los grandes capitales. Por tanto no se pueden conceder derechos democráticos a los trabajadores si el gran capital conserva todo su poder político y económico. El levantamiento del 9 de septiembre entonces emprendió la tarea de solucionar los problemas de carácter democrático junto con el gran problema nacional de nuestra participación en la guerra para participar coherentemente en la destrucción final del hitlerismo, pero no podía ignorar sin embargo otros problemas de gran envergadura como es la dominación de la gran burguesía, por ello se preparó para dar los golpes más profundos y serios posibles a ésta con el fin de lograr la abolición entera del sistema capitalista y encarrilar la transición al socialismo». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, 1948) 

sábado, 5 de abril de 2014

El XXº Congreso del PCUS y la evolución de los revisionistas modernos; Agim Popa; 1981

[Enlaces de DESCARGA del texto en PDF al final del documento]

En éste interesante artículo se tratará lo referente a cómo pudo el viraje revisionista de la Unión Soviética en el XXº Congreso de 1956 avivar la contrarrevolución de zapa –desde dentro del movimiento obrero, con el uso de teorías oportunistas– hasta el punto de la degeneración de los partidos comunistas –y también los partidos comunistas y Estados obreros hacia el capitalismo monopolista de Estado, causa principal de la caída de lo que se conocería como el «Bloque del Este»–.

El autor, el profesor Agim Popa, nos deleita con una sencilla y breve exposición sobre las tácticas principales y el camino que ha seguido la propagación del «virus» revisionista en el Movimiento Comunista Internacional, dejándose algunas cosas en el tintero, que hemos intentado rescatar con las notas.

Éste artículo, aparecido en la revista «Albania Today», viene como anillo al dedo para introducirnos en el análisis de la causas internas que acabaron no solo con los partidos comunistas sino también con los poderes obreros en los países donde se habían instaurado el poder bajo los partidos comunistas, y permitirá hacernos una idea de por qué los movimientos de liberación nacional acaecidos en todo el globo desde principios y mediados de los años 50 y 60 han acabado lejos de la construcción socialista. 

El socialimperialismo jugó un papel fundamental en ello, como Agim Popa nos recuerda a lo largo de todo el artículo. Sin embargo, si precisamos de un análisis mucho más profundo de la cuestión, podemos recomendar que se ahonde en el tema mediante la vasta obra del camarada Enver Hoxha, la cuál es citada más de una vez por el autor del artículo.

Para acabar; mencionar que en éste artículo se definen correctamente las estratagemas del revisionismo para falsificar el marxismo-leninismo, sus principales teorías pseudomarxistas, y la evolución histórica de éstas –se narra cómo se empezó aclamando a «una vuelta a Lenin», intentándolo separar del legado de Stalin, y cómo más tarde se desprendieron de tal frase, rehuyendo ya incluso a Lenin, con la llamada «vuelta a Marx y Engels»–. La incomprensión de cómo evoluciona el marxismo es un hecho palpable para que dichas excusas revisionistas pudieran engañar a los trabajadores y pudieran hacer a estos «salirse con la suya»: con ello se conseguía servir a la burguesía castrando el movimiento obrero, como ya hiciese la II Internacional en sus días levantándose en contra de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Nos hablará de cómo con la ola de revisión generalizada se irían formando distintas tendencias revisionistas que a su vez acabarían profundizándose en ramificaciones y diferenciaciones todavía más evidentes.Durante este proceso de revisión moderna, se vería a Enver Hoxha y los marxista-leninistas albaneses como la cabeza más palpable de la defensa internacional del marxismo-leninismo con un esquema expositivo muy popular y entendible.


El XXº Congreso del PCUS y la evolución de los revisionistas modernos

La evolución del revisionismo moderno, con todos sus brotes y teorizaciones, su demagogia y las decepciones que ha conllevado, muestra que una colosal tarea se alza sobre los marxistas-leninistas hoy para desenmascararlo a ojos de la clase trabajadora y del pueblo.

Hace ya veinte años, el camarada Enver Hoxha pronunció su histórico discurso en el encuentro de los 81 Partidos Comunistas y Obreros celebrado en Moscú en 1960. La experiencia de esos veinte años transcurridos desde entonces ha confirmado completamente cuán correcto y de vital importancia resultó el posicionamiento del Partido del Trabajo de Albania entonces, y ha probado indiscutiblemente que sólo un correcto posicionamiento para alejarse de los tan destructivos resultados del revisionismo, es la línea de la lucha resuelta en contra de éste.

En éste encuentro, con argumentos bien sustentados, el camarada Enver Hoxha expuso el curso traicionero que el revisionismo jruschovista había encauzado y asentado, junto a la línea divisoria entre éste revisionismo y el verdadero marxismo-leninismo, que podemos deducir de ello.

El camarada Enver Hoxha prestó especial atención a la crítica y demostración de las tesis oportunistas y puntos contrarrevolucionarios establecidos por el XXº Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, de 1956, que marcaron la línea a seguir de todo el desarrollo ulterior del revisionismo jruschovista, tanto para cuestiones internas como externas respecto a la Unión Soviética.

En el XXº Congreso del PCUS y, tras éste, todo lo conocido como revisionismo jruschovista, intentaron promocionarse con el eslogan del «desarrollo creativo» del marxismo-leninismo, y de la «lucha contra el dogmatismo», como todos los otros revisionistas modernos habían ya hecho, empleando de manera falaz los cambios en las relaciones de fuerzas en el mundo y la aparición de nuevos fenómenos tras la Segunda Guerra Mundial como pretexto para difundir sus teorizaciones oportunistas y justificar sus acciones contrarrevolucionarias.

viernes, 4 de abril de 2014

Crítica al documento «Sobre la construcción del Partido Comunista de Vietnam» de Miguel Urbano Rodrigues; Equipo de Bitácora (M-L), 2014


«El documento que en esta ocasión nos deja Miguel Urbano Rodrigues es casi en su totalidad de un sentido más o menos «historicista»; no obstante, su «pequeño» análisis-conclusión sobre el Partido Comunista del Vietnam (PCV) son más bien erróneas y de un profundo contenido idealista; creemos que en gran medida derivado de la limitación generada por la cortina de la inmensa victoria del pueblo vietnamita sobre los invasores imperialistas, así como de las «convicciones» revisionistas que salpican sus documentos. Y es que a esto acostumbran todos los análisis que tratan de decir algo sobre Vietnam, muy pocos hablan de sus desviaciones antimarxistas o de la actual dependencia del gobierno vietnamita del socialimperialismo chino.

De igual modo la lucha contra Vietnam del Sur, la lucha de resistencia y retirada de los imperialistas estadounidenses de Vietnam no fue una idea clara de los líderes vietnamitas del PCV, que más bien confiaban en la mediación de las potencias occidentales para tal propósito. Hồ en concreto, mantenía una devoción e ilusión fuertemente arraigada sobre Estados Unidos, en 1945 así hablaba de dicho régimen:

«Solicitamos a los Estados Unidos como guardianes y campeones de la Justicia Mundial que den un paso decisivo en apoyo de nuestra independencia. (...) Lo que pedimos ha sido otorgado amablemente a Filipinas. Al igual que Filipinas, nuestro objetivo es la plena independencia y la plena cooperación con los EE.UU». (Hồ Chí Minh; Carta al presidente Harry Truman, 16 de febrero de 1946)

La actuación de Estados Unidos en los próximos meses y años, iba a dejar en evidencia una vez más a este tipo de ilusos sobre lo que había sido y era el imperialismo estadounidense.

Aunque la propaganda vietnamita pintaría Hồ como un hombre formado en el marxismo, claro en sus ideas y fervorosamente antiimperialista, lo cierto es que arrojaba ilusiones sobre el carácter del imperialismo, llegando a rogar a Estados Unidos su ayuda y la independencia para su país, asegurando una cooperación con ellos, que de haberse completado seguramente hubiera puesto a Vietnam en la órbita de Estados Unidos. 

En su discurso de la liberación de Vietnam de los franceses pocos meses después, hizo una declaración que evidenciaba de qué ideas partía: 

«Todos los hombres son creados iguales; están dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; entre ellos se encuentran la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad».

Esta declaración inmortal se hizo en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América en 1776. En un sentido más amplio, esto significa: Todos los pueblos de la tierra son iguales desde su nacimiento, todos los pueblos tienen derecho a vivir, a ser felices. y gratis.

La Declaración de la Revolución Francesa hecha en 1791 sobre los Derechos del Hombre y el Ciudadano también dice: «Todos los hombres nacen libres y con iguales derechos, y siempre deben ser libres y tener los mismos derechos».

Esas son verdades innegables. (...) Han obstaculizado la prosperidad de nuestra burguesía nacional, han explotado sin piedad a nuestros trabajadores». (Hồ Chí Minh; Declaración de Independencia de Vietnam, 2 de septiembre de 1945)

Para algunos autores sentencian que:

«Ho comenzó citando las famosas palabras de Thomas Jefferson por una razón: quería desesperadamente el apoyo de Estados Unidos». (James M. Lindsay; Recordando la Declaración de Independencia de Vietnam de 1945 de Ho Chi Minh, 2016)

Hablaba como un demócrata-burgués donde alaba no los principios comunistas sino los principios del liberalismo estadounidense y las consignas abstractas de la Revolución Francesa. No pasaba por tanto de ser un ilustrado, que consideraba a los imperialistas estadounidenses como «baluartes de la paz y la justicia» mientras defendía constantemente el derecho de su burguesía nacional a progresar económicamente. Extraño discurso para un  pretendido líder marxista sin duda. Mientras tanto como veremos después, por aquellos años ya se empezaba a especular dentro del pretendido núcleo de comunistas con una «transición pacífica al socialismo» junto a los grupos de explotadores nacionales como la burguesía nacional, todo exactamente como el líder chino. Teorías y prácticas que luego Lê Duẩn profundizaría hasta convertir Vietnam es lo que es hoy: una neocolonia de sus antiguos enemigos del pasado Francia, China, EE.UU..

Otra cosa es que Ho, fruto de las circunstancias, como muchos otros líderes nacionalistas, se viera forzado a combatir a Estados Unidos cuando éste apoyó al anticomunista de Diem y poco después invadió su país en los 60. Lo cual tampoco hubiera sucedido sino hubiera consentido tras la victoria de 1953 en la Batalla de Dien Bien Phu la división de su país en la Conferencia de Ginebra de 1954, algo conseguido al consentir delegar los destinos de Vietnam en el tutelaje de los líderes del revisionismo chino y soviético, así como de nuevo pecar confiando en las promesas de los imperialistas estadounidenses de una próxima reunificación. Véase el artículo de Moni Guha: Vietnam: La capitulación de Ginebra de 1954.

Hay que expresar que lejos del mito de la historiografía burguesa, pese a las grandes dosis de audacia militar y heroísmo de los vietnamitas en las sucesivas guerras de liberación, la toma de poder en 1945 viene como consecuencia directa de la rendición del ejército del imperialismo japonés debido a la liberación de la Unión Soviética en los territorios coloniales japoneses el 9 de agosto de 1945, lo que junto a las bombas nucleares lanzadas por EE.UU. llevarían al colapso final del imperialismo japonés. Recordemos que Stalin ya analizó que la estrategia de guerra de guerrillas campesinas sólo podía tener éxito a través de estos condicionantes, y que aún así, era una estrategia que dejaba de lado a los obreros de la ciudad, acarreando serios problemas para un pretendido grupo comunista en el poder. 

Además ha de contarse con la ayuda exterior en momentos críticos de diversos países hacia los seguidores de Hồ, no solo hablamos de la existencia de vecinos que facilitaban el suministro de armas y víveres como China y a través de ella la URSS, sino los propios Estados Unidos:

«El éxito de Viet Minh atrajo la atención de la Oficina de Servicios Estratégicos de los Estados Unidos (OSS), el precursor de la CIA. En marzo de 1945, un oficial de OSS se reunió con Ho en Kunming, China. Los dos hombres rápidamente llegaron a un acuerdo. El OSS equiparía al Viet Minh con radios y algunos brazos ligeros. A cambio, el Viet Minh le daría inteligencia a la OSS, hostigaría a las fuerzas japonesas e intentaría rescatar a pilotos estadounidenses derribados sobre el territorio controlado por el Viet Minh.

Una pequeña cantidad de agentes de la OSS se lanzaron en paracaídas al norte de Vietnam a mediados de julio de 1945 para ayudar a entrenar al Viet Minh. Este llamado Equipo de Ciervos encontró a Ho gravemente enfermo, «temblando como una hoja y obviamente con mucha fiebre». Lo trataron por malaria y disentería, y se recuperó rápidamente». (James M. Lindsay; Recordando la Declaración de Independencia de Vietnam de 1945 de Ho Chi Minh, 2016)

Véase el artículo de 
Bob Bergin: The OSS Role in Ho Chi Minh’s Rise to Political Power.

Pero dejando a un lado el tema militar, es preciso ir más allá y analizar su desempeño como presuntos marxista-leninistas de los líderes del Partido Comunista de Vietnam (PCV). Dicho esto observemos.

Lo primero que tenemos que comprender desde el marxismo-leninismo es que durante la etapa de liberación nacional el PCV era en realidad un «frente de lucha» en cuya dirección se afianzaron sujetos provenientes de distintas clases sociales, dominando entre las variadas composiciones sociales, la ideología de la pequeña y mediana burguesía, eso que se ha dado en llamar como burguesía nacional. Que dentro de corregir esta amalgama incluso se pretendía justificarse bajo teorizaciones importadas en Vietnam del maoísmo de China. Ejemplo de ello fue la teorización de que puesto que el partido comunista es el partido de la clase obrera, todo miembro independientemente de la clase social que provenga y la ideología que porte, al integrarse en el partido comunista es automáticamente clase obrera y piensa como su ideología marxista-leninista:

«Debido a que el partido es un partido de la clase obrera, una vez que una persona, independientemente de su condición social une al partido, ya se convierte en un miembro de la clase obrera». (Truong Chinh; Amarrar correctamente la línea del partido en las zonas rurales en orden de hacer una buena rectificación de los errores, 15 de enero de 1957)


El PCV no era una organización proletaria con un sello de clase realmente independientemente y con esto se manifestaba que tanto en su composición de clase como en la ideología de estos miembros eran altamente eclécticos. 


Como confesaría Hồ Chí Minh y muchos otros revolucionarios asiáticos, su acercamiento al marxismo-leninismo es coyuntural, por el mero hecho de que por entonces en muchos países coloniales sólo eran los marxista-leninistas los que respetaban la cuestión nacional y colonial desde el punto de la garantía de los intereses de la nación oprimida. En este contexto hay que añadir que el PCV y su organización se formó bajo ocupación y agresión imperialista, y en un momento en el que primaba la lucha contra las fuerzas imperialistas ocupantes, momento en que se requería de la unificación de todas las fuerzas que se dispusieran a expulsar al invasor; es precisamente esta situación siempre ha sido una excusa usada por los revisionistas para justificar el hecho de no temblar el partido en sus deberes y tareas y permitir la libre entrada de cualquiera a un partido y de cualquier ideología que les acompaña, e incluso de teorizar una alianza con las clases explotadas nacionales que perduraría incluso después de la expulsión de los imperialistas extranjeros. Una vez alcanzado el poder esa alianza interclasista entre explotados y explotadores en el interior del partido siguió sosteniéndose so pretexto de la particularidad nacional como hacía el revisionismo chino, y la ideología extraña también campaban a sus anchas como demostraría la línea endeble y vacilante del PCV en todas las cuestiones de peso nacionales e internacionales que pedían algo de formación ideológica para un posicionamiento correcto. Hemos de reconocer, no obstante, que leyendo la historia del partido y los escritos se ha de concluir con razón en que Hồ Chí Minh tuvo gran mérito en acabar con concepciones izquierdistas en esta etapa –la de liberación nacional–, las cuales hablaban de focalizar la lucha contra la burguesía nacional al mismo tiempo que al imperialismo aunque parte de ella quisiese dar lucha al imperialismo, o tendencias influenciadas por el trotskismo que tendían a subestimar el papel del campesinado. Pero ese mérito, como hemos afirmado en otras ocasiones, se debió a la influencia de las líneas de acción trazadas por el VIIº Congreso de la Komintern de 1935 más que a Hồ Chí Minh o cualquier otro líder vietnamita. 


Sin embargo, algunos de los aciertos en la conducción en la lucha en esta primera etapa no exime al PCV, y al propio Hồ Chí Minh de las desviaciones derechistas que estaban floreciendo en la organización y que acabarían pesando más que sus aciertos. En cuanto al partido hay que tener en cuenta las distorsiones sobre el concepto de que es el partido comunista y que es el frente y las funciones de cada uno, hecho que tuvo su consecuencia directa en disolver el partido en 1945 y mantener el frente, el Viet Minh, en donde según los vietnamitas debían operar los comunistas. En la directiva del de su autodisolución, veremos que se dice:


«2. Considerando que la condición esencial para la realización de la gran tarea de la liberación nacional es la solidaridad y la unidad de nuestro gran pueblo sin distinción de clase o partido; 3. Para demostrar que los miembros del Partido Comunista son los luchadores de vanguardia de la nación, que están listos para poner los intereses de la nación por encima de los intereses de clase y para sacrificar los intereses partidistas por el bien de los intereses comunes de la Nación; 4. Para destruir toda mala interpretación fuera y dentro del país que pueda obstruir la posibilidad de liberar a nuestro país». (Partido Comunista de Indochina; Declaración del Comité Ejecutivo Central, 11 de noviembre de 1945)


¡¡¡Es decir se vuelve a la «nueva democracia» de Mao Zedong para decir que en la revolución no debe ser acaparada por ninguna clase ni partido, que para calmar a la burguesía nacional y de otros países debe disolverse el partido!!! En 1951 se refundó el partido, aunque en lo sucesivo se volvería a usar el famoso Viet Minh como fuerza líder del país. Recordemos que este tipo de tentativas fueron cometidas en Yugoslavia con el titoismo y fueron condenadas por el movimiento comunista internacional en 1948. El revisionismo vietnamita solo anticipaba unos esquemas que luego serían denunciados por todo el movimiento marxista-leninista internacional.

En la cuestión de la edificación del presunto socialismo en Vietnam, y en ningún punto se aborda el hecho de que el PCV y su dirección, nunca hicieron del marxismo-leninismo su guía: de hecho todo su planteamiento en la cuestión de la construcción económica del socialismo es una repetición de otras revisiones, en lo fundamental del «revisionismo chino» y del «revisionismo coreano» –variante del primero–; además de que su filosofía está profundamente afectada por el idealismo premarxista de la región –budismo, sintoísmo, confucionismo, taoísmo, y demás, exactamente en la misma proporción en que el «socialismo del siglo XXI» está infectado de judeo-cristianismo–. Si analizamos por ejemplo la cuestión del trato a la burguesía nacional, en un país colonial como Vietnam, vemos que lejos de acercarse a las teorías de Lenin y Stalin y la Komintern, prefieren hacerlo a los «errores» de los revisionismos antes citados. Veamos brevemente como planteaba Stalin el papel de los partidos comunistas en países con tareas antifeudales, antiimperialistas, anticoloniales:

«El proletariado apartará del camino a la burguesía nacional, consolidará su propia hegemonía y llevará tras de sí a las masas de millones de trabajadores de la ciudad y del campo, para vencer la resistencia de la burguesía nacional, conseguir el triunfo completo de la revolución democrático-burguesa y encauzarla después gradualmente hacia la revolución socialista, con todas las consecuencias que de esto se desprenden». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Problemas de la revolución china, 1927)

En cuanto, al destino de la burguesía nacional, y su poder económico, político y cultural, son claros los métodos a desarrollar para acabar con la burguesía nacional y transitar al socialismo:

«Los comunistas serán unos redomados charlatanes si no emprenden el camino de expropiación de la burguesía cuando existan Soviets de diputados obreros y campesinos. (...) ¿Se puede y se debe renunciar a la expropiación de la burguesía en el futuro, cuando existan Soviets de diputados obreros y campesinos? No, no se debe». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; La revolución en china y las tareas de la Internacional Comunista, 1927)

Pero, los vietnamitas, desoyeron estas directrices, y se adhirieron a las teorías que abogaban por «métodos específicos», todos ellos de pretendida unidad entre clases antagónicas, en tanto se trató de la mitificación del «pacifismo» que supuso y supone el adormecimiento de la clase obrera, la renuncia a la «lucha de clases» y por extensión a la «dictadura del proletariado»:

«Debido al hecho de que nuestro partido ha mantenido el monopolio de la orientación sobre la revolución nacional-democrática, la alianza obrero-campesina se ha consolidado, el poder popular se ha creado desde la revolución de Agosto y constantemente se ha fortalecido, y puede desplazar la revolución al socialismo de manera pacífica. En las condiciones de nuestro país, la fuerza de la burguesía nacional es pequeña y débil en las esferas económica y política. En épocas anteriores, la burguesía siguió a los obreros y campesinos, o los apoyó en la revolución democrática nacional. En la actualidad está dispuesta a aceptar la transformación socialista, por lo tanto, la política de nuestro partido es pacíficamente transformar el comercio y la industria capitalistas, poco a poco transformar la propiedad capitalista en propiedad socialista, a través del capitalismo de Estado, y transformar a la burguesía en genuinos trabajadores a través de la educación ideológica y la participación en el trabajo productivo, de modo que puedan contribuir activamente a la construcción socialista». (Lê Duẩn; Sobre la revolución socialista en Vietnam, 1965)

Veamos otro ejemplo:

«Otra tarea de vital importancia es la transformación socialista pacífica de la burguesía nacional. En el campo económico nuestra política es compensar, no confiscar, sus medios de producción. En la esfera política a la burguesía nacional se la conceden razonables derechos y un lugar en el Frente de la Patria». (Hồ Chí Minh; Treinta años de la actividad del partido, 1960)

Así como vemos: los vietnamitas confían en la influencia del partido comunista desarrollada durante la guerra de liberación nacional, y se apoyan en el apoyo dado por la débil burguesía nacional en el conflicto al partido comunista y a la causa nacional para proclamar que la burguesía nacional estaría dispuesta a perder sus privilegios de clase. Pero para mayor felonía, vemos que hay un manejo incorrecto de lo que es la propiedad socialista, aludiendo que se puede acceder a esta a través del capitalismo de Estado, como si fuera lo mismo. Como vemos pues, el plan programático era reeducar ideológicamente a la burguesía mediante el capitalismo de Estado, o sea la creación de empresas mixtas, donde aún existe la explotación de las masa trabajadoras a manos del burgués, donde existe plusvalía y apropiación de esta por la burguesía, y en donde la ley del valor determina la funcionalidad económica. Es decir, se mantuvo posiciones económicas e incluso políticas que sirvieron de base para la reproducción de los elementos capitalistas dentro de la sociedad vietnamita, al tiempo que se pretendía cultivar «ideología socialista» en una clase burguesa con jugosas ganancias obtenidas a través de la explotación. Como vemos, a la hora de transitar a la revolución socialista los vietnamitas no desarrollaron tal etapa: «con todas las consecuencias que de esto se desprenden», como decía Stalin.

Los revisionistas vietnamitas olvidaron por tanto el axioma de la lucha de clases de que:


«En la historia no se ha dado jamás el caso de que las clases moribundas se retirasen voluntariamente de la escena. No se ha dado jamás en la historia el caso de que la burguesía agonizante no apelase a sus últimas fuerzas para defender su existencia». (Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; Sobre la desviación derechista en el Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética, 1929)


Lo que hizo demostrar tanto en Vietnam como en otros países, que confiar en la buena fe de la burguesía nacional es la prueba más palpable de oportunismo de una dirigencia comunista. Todas estas son desviaciones ya vistas en la revolución china o coreana, desviaciones que costaron muy caro al pueblo vietnamita y que florecieron bajo el paraguas del «socialismo específico».

Como cabe deducir, la estrategia económica implementada por el ya «victorioso» Partido Comunista de Vietnam nunca fue socialista, su revolución no paso de la primera etapa democrático-burguesa, ya que nunca se rompió la alianza con la burguesía nacional ni se logró acabar con su poder económico ni político, y por tanto ni hablemos del cultural. Esto se ve perfectamente y más concretamente, en su economía, la cual acabaría siendo un subproducto de teorías revisionista-capitalistas provenientes de la influencia del revisionismo chino, yugoslavo y soviético. De hecho hasta finales de los 80 desarrollarían una economía enmarcada en la «división internacional del trabajo» bajo tutela del socialimperialismo soviético; finalmente a mediados de esa década –como pasaría en Cuba desde los 90– tuvo un gran peso en la economía la inversión extranjera como medio para paliar también la crisis económica del sistema económico. En la actualidad su economía está arduamente tomada por el imperialismo japonés, los extensos cultivos de perlas en las costas vietnamitas dedicadas a alimentar el consumismo banal capitalista del país del sol naciente son un ejemplo.

Otro caso para entender más la clarividencia de su deriva, es el hecho de que para paliar su anarquía económica como buen país revisionista, se adentro en el círculo vicioso de prórrogas sucesivas de diversos créditos que ya alcanzan a más del 50%. De los créditos con los socialimperialistas soviéticos pasaron a la caída de éste al tutelaje del FMI y del Banco Mundial. Vietnam no se diferencia nada del estado de deudas y contradicciones económicas en los que se encontraban Hungría, Rumanía o Polonia con estos organismos en los 80. Desde su victoria frente a los imperialistas estadounidenses Vietnam se haya neocolonizada precisamente por los mismos intentaron establecer un régimen neocolonial allí, irónico. De igual forma los socialimperialistas chinos y otros hacen su agosto explotando los recursos y sacandole la plusvalia de los vietnamitas bajo condiciones inhumanas.

En el plano internacional no vale la pena hablar de lucha contra el revisionismo por parte del revisionismo vietnamita porque eso nunca ha existido, quizás existan mitificadores sobre que alguna vez existió tal lucha, pero precisamente el caso de Vietnam y Corea del Norte son paralelos en este tema: ambos tienen un tronco teórico revisionista que evoluciona a partir del revisionismo chino o Pensamiento Mao Zedong, ambos se pliegan ante el socialimperialismo soviético logrando el distanciamiento con China, ambos tienen grandes tensiones con la Unión Soviética durante la era de Brézhnev, y ambos vuelven como ovejas al redil soviético que nunca abandonaron en los 80. A partir de ahí tanto Vietnam como Corea del Norte intensifican sus lazos políticos y económicos con la China socialimperialista debido a la caída de su principal apoyo que era la Unión Soviética. Imagínese el lector, el apoyo a las distintas teorías internacionales proimperialistas y prorevisionistas que los vietnamitas han realizado durante la ejecución estos juegos de equilibristas en su política exterior. Ni Giáp ni Hồ ni Lê Duẩn han sido firmes contra el revisionismo, al revés, han estado profundamente influenciados y han dado el visto bueno al revisionismo de su época. El antiimperialismo de estos de igual manera ha sido selectivo, no marxista-leninista.

Entonces, saltarnos estos claros hechos para mitificar una correcta y heroica lucha de liberación nacional como la de Vietnam contra los invasores y hacer tal proeza extensiva a justificar TODO lo demás es idealismo feroz y metafísica avanzada, en resumen algo de lo más antimarxista, y llegar a hacer pasar estos procesos por una lucha por el socialismo es, repetimos de nuevo: absolutamente incorrecto, es ver las cosas de forma unilateral y subjetiva. De esa manera se contribuye a mitificar a través de sentimentalismo determinados procesos históricos, algo de lo que ya se adolece en exceso, y que impide a los revolucionarios la correcta visión científica a la hora de analizar los hechos.

En próximos documentos intentaremos ahondar en el análisis del revisionismo vietnamita, así como su padre ideológico el revisionismo chino, o sus hermanos ideológicos como el revisionismo coreano, para que el lector disponga del material necesario que le permita enrumbarse en la comprensión de los procesos en la región, así como de la histórica influencia negativa del revisionismo chino en los partidos comunistas asiáticos.

La mayoría de movimientos marxista-leninistas fallaron en esclarecer el carácter del revisionismo vietnamita, pero en la actualidad se dispone de suficiente información para para evaluar la cuestión correctamente». (Equipo de Bitácora (M-L); Crítica al documento «Sobre la construcción del Partido Comunista de Vietnam» de Miguel Urbano Rodrigues, 2014)

Anexo: 

Miguel Urbano Rodrigues
Sobre la construcción del Partido Comunista de Vietnam
2014

La Historia no registra una guerra de liberación similar a la del pueblo vietnamita. La lucha armada contra el colonialismo se inició en 1944 y finalizó en 1975 con la toma de Saigón al gobierno títere allí instalado por los Estados Unidos.

Las fuerzas revolucionarias habían derrotado primero a los franceses, forzándolos a reconocer la independencia del Vietnam del Norte. La intervención militar norteamericana señaló el inicio de otra guerra cuyo desenlace fue la derrota militar de la más poderosa potencia mundial.

Solamente en las epopeyas míticas del Gilgamesh babilónio y la Ilíada de Homero se encuentra un desafío victorioso a lo imposible comparable a lo del pueblo de Ho Chi Minh.

Sobre ella medité conmovido hace unos días al leer un libro: “La Primera resistencia vietnamita”, de Nguyen Giap y Quoq Viet. Lo compré en Santiago de Chile durante el gobierno de Allende, pero no lo leí entonces y lo consideraba perdido. Es una edición mexicana de la editorial Grijalbo, fechada en 1970.

La primera parte fue escrita por el general Giap, el gran estratega que derrotó a los franceses en Dien Bien Phu y después a los norteamericanos en una serie de campañas que le generaron prestigio mundial como genio militar.

martes, 1 de abril de 2014

Reflexiones de Enver Hoxha sobre el terrorismo y su incompatibilidad con el marxismo-leninismo


(1) «Mucha gente, entre la cual se cuentan revolucionarios sinceros, al haber rechazado el camino reformista de los revisionistas y haberlo criticado, han abrazado otros conceptos erróneos sobre la revolución y sus vías de desarrollo. Esto se relaciona con su posición de clase pequeño burguesa, con la ausencia de la debida formación ideológica marxista-leninista y con las influencias que ejercen sobre ellos los puntos de vista anarquistas, trotskistas y golpistas. Algunos de ellos conciben la revolución como un golpe militar, como obra de unos cuantos «héroes». Sobrestiman y absolutizan el papel de la «actividad subjetiva», y piensan que la situación revolucionaria, como condición para el estallido de la revolución, puede ser creada artificialmente por las «acciones enérgicas» de un grupo de combatientes que sirve como «pequeño motor» que pone en movimiento al «gran motor» de las masas. Según ellos el potencial revolucionario de las masas en la sociedad capitalista está en todo momento a punto de estallar, basta un impulso exterior, basta que se cree un foco guerrillero para que las masas lo sigan automáticamente.

La lucha armada de un grupo de revolucionarios profesionales sólo puede ejercer influencia en el ímpetu de las masas cuando se coordina con otros objetivos políticos, sociales, psicológicos que determinan el surgimiento de la situación revolucionaria y cuando se apoya en las amplias masas del pueblo y goza de su simpatía y respaldo activos. De lo contrario, como demuestra la dolorosa experiencia en algunos países de América Latina, la acción de la minoría armada, por heroica y abnegada que sea, choca con la incomprensión de las masas, se aísla de ellas y sufre derrotas». (Enver Hoxha; Informe en el VIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1971)

(2) «La táctica actual de los imperialistas es engañar a  la humanidad progresista, engañar a los pueblos y pro­pagar el miedo a una nueva guerra sangrienta, aplastar todo tipo de resistencia popular, de lucha de liberación nacional, con el pretexto de que cualquier acto revolu­cionario sería bandidismo, sería terrorismo que trunca la «paz», la «tranquilidad» y se sale de los marcos de la democracia, obviamente, burguesa. Apoyan estas teorías también en acciones que impulsan y organizan los centros de la «seguridad» de los países imperialistas, como la CIA, la KGB, la «seguridad» china, la «seguridad» japonesa, etc. Todos estos engendros del capital organizan bandas terroristas que cometen asesinatos y masacres y tratan de implicar a los elementos revolucionarios de los pueblos, a los marxista-leninistas para desacreditarles y golpearles.

Todos los imperialistas, juntos y por separado, han encontrado diversas formas para encadenar, aplastar y desacreditar la revolución, para desacreditar su teoría marxista-leninista y en particular el leninismo, que es la teoría marxista verdadera y en acción en la época actual del imperialismo en descomposición, en la época de las revoluciones proletarias». (Enver Hoxha; Las dos superpotencias y los demás pretendientes a la hegemonía mundial ponen en peligro a los pueblos; Las superpotencias, 21 de octubre de 1978)

(3) «En los países capitalistas, además de las fuerzas revolucionarias que están dirigidas por el partido marxista-leninista, hay otras fuerzas que luchan y se enfrentan con la policía, la gendarmería, etc. Muchas acciones y enfrentamientos de estas otras fuerzas tienen un carácter terrorista, aventurerista, anarquista, se presentan con toda clase de colores y etiquetas y están guiadas por diversas ideologías. Estas acciones a menudo son organizadas a instigación de los servicios secretos de los países capitalistas, son financiadas por ellos, y tienen por objeto, entre otras cosas, desacreditar a los partidos marxista-leninistas, atribuyéndoles tales acciones. Los elementos fascistas o los agentes secretos de la burguesía que organizan y dirigen frecuentemente estas acciones, se esfuerzan por sacar partida del descontento, la indignación y el coraje del proletariado, de los estudiantes, de la juventud etc., a fin de lanzar a los grupos y los diversos movimientos que forman estas masas a acciones que además de no tener nada en común con los movimientos revolucionarios reales, ponen en peligro los propios movimientos revolucionarios, creando la impresión de que el proletariado está en degradación, de que se ha transformado en lumpemproletariado.

Los partidos marxista-leninistas, dedicando la debida atención a esta cuestión, deben, de una parte, hacer que las masas se convenzan por su propia experiencia de que las acciones revolucionarias tienen un carácter totalmente diferente de los actos terroristas y anarquistas y, de otra parte, deben luchar para separar y reconducir de las filas de los grupos terroristas y anarquistas a los elementos revolucionarios que han caído en su trampa, alejarlos también de la influencia que puedan haber recibido de los fascistas y los agentes secretos de la burguesía infiltrados en dichos grupos». (Enver Hoxha; El imperialismo y revolución, 1978)

(4) «La lucha del proletariado, dirigido por los marxistas-leninistas contra el imperialismo, el capitalismo local, el Estado burgués y de sus partidos políticos, no puede dejar de conducir a golpes entre estos últimos y el proletariado y sus aliados. Provistos de que nuestras acciones son revolucionarias no puede haber otra opción.


Los reformistas evitan llegar a las manos, en realidad votan y apoyan el fortalecimiento de las fuerzas armadas, la policía y otras fuerzas que protegen el sistema capitalista. Los reformistas están sólo a favor de ciertas reformas, suficientes para engañar al proletariado y las masas; ellos están a favor de su propia participación en el Estado capitalista, por lo tanto, ellos están a favor del orden capitalista.


Describen cualquier persona que se levanta contra la burguesía y sus lacayos como terrorista y anarquista. Los marxista-leninistas están en contra el terrorismo y contra el anarquismo, tanto en la teoría y la práctica. Sin embargo, estamos preparando la revolución, por lo tanto, estamos obligados a llegar a las manos con el ejército de la burguesía. Por esta razón la burguesía ya se está preparando el terreno y adoctrina a las masas psicológicamente para crear la impresión entre ellos que nosotros, los comunistas y proletarios que se levantan en la insurrección contra el sistema de opresión y explotación, presuntamente son terroristas, anarquistas, asesinos y ladrones de bancos y nos etiqueta con otros epítetos que son perfectamente adecuados para las bandas terroristas y anarquistas, pero de ninguna manera son apropiada para los comunistas. Es el sistema capitalista que crea estas bandas, el que provoca la degeneración de sus miembros y les anima a operar bajo, etiquetas pseudoproletarias, pseudocomunistas y pseudorevolucionarias. Originalmente, muchos miembros de estas pandillas eran gente honesta, desempleados y sin hogar que han sufrido grandes dificultades, pero esta vida miserable y el capitalismo mismo los llevan a cometer actos de terrorismo, robo y asesinato. En algunos casos, estas pandillas son una vergüenza para el poder de la burguesía, pero sobre todo que sirven a la burguesía y es por lo que éstas aumentan continuamente y los deja libres para seguir actuando. Este es el ejército del fascismo con que el proletariado se ha enfrentado y siempre ha chocado cada vez que se levanta en la lucha revolucionaria. Estas bandas son las ayudas auxiliares del ejército, la policía y todos los órganos de coerción de la burguesía». (Enver Hoxha; Sólo bajo un genuino partido marxista-leninista se pueden conseguir los objetivos; A partir de una charla con Ernst Aust, Presidente del Partido Comunista de Alemania Marxista-Leninista, 30 de noviembre de 1979)


(5) «Ni el anarquismo, ni el terrorismo, ni el bandidismo, que están cobrando vastas proporciones en los países capitalistas y revisionistas, tienen nada en común con la revolución. Los hechos de cada día comprueban que los grupos anarquistas, terroristas y de bandidos están siendo utilizados por la reacción como una justificación y una arma a la vez para preparar e implantar la dictadura fascista, para amedrentar a la pequeña burguesía y convertirla en instrumento y en terreno abonado para el fascismo, para paralizar a la clase obrera y mantenerla encadenada al capitalismo, bajo la amenaza de perder las pocas migajas que le ha «concedido» la burguesía.

Todas estas corrientes y grupos se enmascaran con nombres atrayentes, como «proletarios», «comunistas», «brigadas rojas» y otros apelativos, que siembran una gran confusión. Las acciones de estos grupos no tienen nada que ver con el marxismo-leninismo, con el comunismo.

La burguesía, en su propaganda, acusa también a los comunistas, a los que están verdaderamente por la revolución y el socialismo, por la destrucción del dominio burgués, de terroristas, anarquistas y bandidos, y trata de movilizar a la opinión pública contra las verdaderas organizaciones revolucionarias del proletariado y su vanguardia. Es principalmente por este objetivo que incita el terrorismo y el bandidismo, los cuales en países como Italia están cobrando grandes proporciones». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)

(6) «Un partido marxista-leninista revolucionario está reñido con el reformismo con el anarquismo y el terrorismo. Se opone a todas estas corrientes contrarrevolucionarias en cualquier forma que se presenten. El partido debe tener en cuenta que la burguesía no permanecerá impasible, lo golpeará, calificará sus actos de anarquistas y terroristas, mas esto no debe llevarle a mantenerse a la zaga de los acontecimientos y del movimiento de las masas, a dejar de emprender acciones y a caer en el círculo vicioso de los partidos revisionistas y reformistas.

Son las propias acciones complejas de la lucha política, ideológica y económica de los partidos marxista-leninistas a la cabeza de la clase obrera, contra la burguesía, la socialdemocracia, el revisionismo y el Estado burgués, las que definen a los ojos de las masas el verdadero carácter revolucionario de estas acciones. Las masas saben distinguir las verdaderas acciones revolucionarias que van en su interés del terrorismo y el anarquismo. Por eso se suman a las acciones revolucionarías que dirigen los partidos marxistas-leninistas y se alzan contra el poder de la burguesía, independientemente de los ataques y la dura represión, a veces sangrienta, que la burguesía capitalista lanza contra la clase obrera y los verdaderos comunistas». (Enver Hoxha; Eurocomunismo es anticomunismo, 1980)

(7) 
«De entre las armas de la burguesía capita­lista, atemorizada por la oleada de revoluciones, viene te­niendo difusión la corrupción de las camarillas, ocultas y en el poder, la degeneración intelectual y moral valiéndo­se de todos los medios de propaganda. La burguesía utili­za, asimismo, su arma preferida en época de crisis, el terrorismo, con el que intenta mancillar a los ojos del pueblo sublevado la ardiente aspiración a la liberación de los grilletes del capital e, identificando el terrorismo con la actividad de los verdaderos revolucionarios, intenta amedrentar a las masas, apartarlas de la revolución, preservar el régimen de opresión y salir de la grave y mortal crisis sin grandes pérdidas». (Enver Hoxha
Reflexiones; Las superpotencias, 15 de julio de 1981)

(8) 
«Para atemorizar a las masas y preparar la implantación del fascismo, el gran capital está incitando el terrorismo, que en numerosos países ha tomado amplias proporciones. Con el terrorismo la burguesía pretende, asimismo, denigrar al verdadero movimiento revolucionario, desviar hacia un camino erróneo a diversos elementos que se rebelan contra su opresión. De forma intencionada identifica la lucha revolucionaria con el terrorismo, con el fin de crear entre las masas la idea de qué los comunistas, los patriotas y los revolucionarios que luchan contra la opresión nacional y social, son terroristas y anarquistas que asesinan y saquean. Los verdaderos revolucionarios están contra el terrorismo y el anarquismo, en la teoría y en la práctica». (Enver Hoxha; Informe en el VIIIº Congreso del Partido del Trabajo de Albania, 1 de noviembre de 1981)